Miércoles, 3 de septiembre de 2014 | Hoy
EL MUNDO › LOS PAíSES BáLTICOS QUIEREN QUE LA OTAN TOME MEDIDAS MáS FIRMES CONTRA RUSIA
La OTAN crearía una fuerza de respuesta rápida para Europa del Este, pero no puede proponer bases permanentes en los países bálticos sin violar los acuerdos de tratados anteriores con Rusia.
Por David Usborne *
Barack Obama aterrizó en una nerviosa Estonia esta mañana para mantener conversaciones con los líderes de los países bálticos, que exigirán que Estados Unidos y la OTAN tomen medidas más firmes para reforzar su seguridad en medio de la continua crisis en el este de Ucrania.
Viniendo de la cumbre de la OTAN en Gales, la visita de Obama se entiende como un gesto de solidaridad. Pero tal es la alarma sobre la intervención de Rusia en Ucrania que el simbolismo sólo puede no satisfacer a sus anfitriones.
Obama, acusado por los críticos estadounidenses de ser demasiado cauteloso con Vladimir Putin, se verá limitado en la respuesta que pueda dar. Aunque se espera que la OTAN apruebe la creación de una fuerza de respuesta rápida de Europa del Este en su cumbre de este fin de semana, no puede proponer bases permanentes en los países bálticos sin violar los acuerdos de tratados anteriores con Rusia.
El fin de semana, el presidente de Estonia, Toomas Hendrik Ilves, habló de una “guerra no declarada” en Ucrania. La presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, fue más allá. “Rusia prácticamente se encuentra en un estado de guerra contra Europa”, dijo, instando a los gobiernos occidentales que inicien el envío de armas a Kiev. Los líderes de la Alianza se enfrentan al dilema de querer dar una respuesta suficientemente contundente a la renovada beligerancia de Rusia sin provocar más a Moscú.
La crisis se mantuvo volátil, mientras un funcionario ucraniano de alto nivel afirmó públicamente que las tropas rusas regulares habían sido identificadas en las dos principales ciudades en el este de Ucrania, Donetsk y Lugansk, donde la lucha es más feroz, así como en otros lugares en el este.
Moscú mientras tanto peleaba con Bruselas sobre la filtración de una llamada entre el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y el presidente Putin, en la que éste pudo o no haberse jactado de que Rusia podría tomar Kiev en dos semanas, si así lo quisieran. Yuri Ushakov, asesor de política exterior de Moscú, dijo a periodistas que la declaración de Putin había sido “sacada de contexto y llevada a un significado completamente diferente”. Acusó a Barroso de conducta bocona, “indigna de un político serio”. Si el comentario había sido sacado de contexto o no, el mensaje parecía ser claro: lo que sucedió hasta ahora es un mero juego en comparación con lo que Moscú podría hacer.
Diplomáticos en Bruselas dijeron que la UE está trabajando más para ampliar las sanciones contra Rusia por su invasión en cámara lenta a Ucrania. La nueva acción podría incluir la restricción de todas las entidades estatales de obtener financiaciones de la UE y la prohibición al ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigu, de entrar en ella.
La agencia de refugiados de las Naciones Unidas, mientras tanto, lamentó el número creciente de ucranianos desplazados por los combates en su país. “Se puede asegurar que hay más de un millón de personas desplazadas ahora”, le dijo Vincent Cochetel, de la Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU, a los periodistas en Ginebra. Mirando hacia la cumbre de la OTAN, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anoche pidió cautela: “No hay una solución militar a esto. Debe haber un diálogo político para una solución política”. Estos hallazgos alientan a sus críticos, en especial a los republicanos. Comparándolo con Putin, el senador Ted Cruz, un halcón de Texas, dijo a una audiencia de conservadores que el “oso ruso se está enfrentando al gatito de Obama”.
En ninguna parte la alarma es más fuerte que en Kiev. Valeriy Heletey, el ministro de Defensa de Ucrania, se comprometió el lunes a “montar inmediatamente defensas contra Rusia, que está tratando de avanzar en otros territorios de Ucrania”. En su página de Facebook dijo que “una gran guerra llegó a nuestras puertas, que Europa no ha visto desde la Segunda Guerra Mundial”, y advirtió sobre “decenas de miles de muertes”.
La sensación de crisis es apenas un poco menos vivida en los Estados bálticos, aunque aun como miembros de la OTAN deben tener menos que temer que Kiev. “Los países bálticos no están preocupados por las inmediatas acciones rusas porque sus aliados en el este no parecen comprender lo que está pasando o no quieren tomar las medidas adecuadas”, dijo el politólogo lituano Vykintas Pugaciauskas.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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