Lunes, 6 de octubre de 2014 | Hoy
EL MUNDO › EL PAPA INAUGURó EL SíNODO DE LA FAMILIA
Bergoglio abrió el sínodo en el Vaticano que cerrará el 19 de octubre. Dio un mensaje de impulso a debatir ideas que, anticipó, no resultarán fáciles para el debate entre los obispos.
El papa Francisco inauguró ayer el Sínodo de la Familia e instó a los obispos a mostrarse humildes a la hora de abordar el debate sobre cómo la Iglesia Católica debe adaptarse a los tiempos modernos. Hasta el 19 de octubre, el Vaticano debatirá la postura de la Iglesia en temas relacionados con la familia y que generan controversias en la actualidad, como el divorcio, la homosexualidad, los métodos anticonceptivos o el sexo antes del matrimonio. “Los sínodos no se crearon para debatir ideas bonitas o inteligentes, ni para ver quién es más listo. Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño y su proyecto de amor por su pueblo”, sostuvo el pontífice.
La solemne misa inaugural se celebró en la basílica de San Pedro y participaron de ella 253 obispos de todo el mundo. En el marco de esta asamblea que se desarrollará durante las próximas doce semanas a puertas cerradas, Francisco instó a sus obispos a “cooperar” en el cuidado de la familia y a “trabajar con generosidad, libertad verdadera y creatividad humilde”.
“El Señor nos pide que cuidemos de la familia, que desde el principio ha formado parte integral de su plan de amor para la humanidad”, dijo el pontífice durante la homilía de la misa que celebró en la catedral. Para el argentino, la familia es la piedra angular de la sociedad, “parte integral de su designio del amor (de Dios) por la Humanidad”, y por ello es preciso “cuidarla”.
Con tono severo, Bergoglio también advirtió de una serie de peligros que pueden afectar a la familia, en especial “la codicia del dinero y del poder” y del efecto que causan sobre los “malos pastores”.
Las palabras del Papa llegan después de la encendida discusión en vísperas del sínodo entre cardenales conservadores y progresistas sobre la conveniencia de suavizar la prohibición de comulgar a los divorciados que vuelven a contraer matrimonio.
Si bien Bergoglio no se manifestó oficialmente sobre el asunto, en los últimos meses se mostró dispuesto a abrazar estilos de vida menos ortodoxos. Así, el pasado mes el pontífice casó a una pareja en la que la novia era madre soltera.
Asimismo, la Santa Sede, como epicentro del catolicismo, pidió que no se monopolice el encuentro con temas estrictamente occidentales, como puedan ser la secularización, el divorcio o el auge legislador del matrimonio homosexual.
No obstante, el matrimonio y la adopción para las personas homosexuales o el divorcio estarán presentes durante los debates, ya que el Vaticano preguntó por estos temas en un cuestionario enviado a las Conferencias Episcopales el año pasado para compilar el documento preparatorio.
Ese dossier de 70 páginas, que recibe el nombre de Instrumentum Laboris (documento de preparación), destaca otros “desafíos” que también serán abordados, como la debilidad de la figura paterna, la violencia familiar sobre las mujeres y niños, la ludopatía, el alcoholismo o, incluso, los ritmos de trabajo intensos que impiden dedicar atención a los hijos.
Este sínodo comporta otra particularidad: entre los 38 auditores, que carecen de derecho a voto, habrá 14 matrimonios, algunos de ellos conformados por personas de diferente credo y que abrirán cada sesión narrando sus experiencias conjuntas.
El objetivo de esta asamblea especial es preparar un documento para un segundo encuentro en octubre de 2015, en el que se presentarán las propuestas reformistas para que el Papa las apruebe. Además, el 19 de octubre se celebrará la beatificación del papa Pablo VI, quien, además de concluir el decisivo Concilio Vaticano II, instituyó el Sínodo de Obispos.
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