Lunes, 26 de enero de 2015 | Hoy
EL MUNDO › ALEXIS TSIPRAS, LíDER DEL PARTIDO DE IZQUIERDA SYRIZA, SE IMPUSO EN LAS ELECCIONES GRIEGAS
Syriza quedó a dos escaños de la mayoría absoluta que le permite gobernar en soledad. Tsipras dijo que su victoria es también la de todos los pueblos de Europa que “luchan contra la austeridad que destroza nuestro futuro común”.
En Grecia se produjo un cambio histórico. La coalición de izquierda Syriza, liderada por Alexis Tsipras, ganó ayer las elecciones generales con el 36,4 por ciento de los votos, cifra que roza la mayoría absoluta (149 bancas), que le permitirá gobernar solo y poner fin al ajuste impulsado por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Con un 96 por ciento de votos escrutados, Nueva Democracia, la fuerza conservadora del primer ministro saliente, Antonis Samaras, quedó segunda, con un apoyo de un 27,8 por ciento (76 asientos), según datos oficiales. En tercer lugar, en tanto, quedaron los neonazis de Amanecer Dorado, con un 6,3 por ciento de los votos (17 bancas), seguido de cerca por los centristas de To Potami (El Río), con un 6,2 por ciento (17 electos). Estos últimos se mostraron dispuestos en la campaña a formar alianza con Syriza. A continuación les siguieron los comunistas del KKE, con un apoyo del 5,4 por ciento (15 escaños), y el hasta ahora aliado del gobierno conservador, el Pasok socialdemócrata del viceprimer ministro Evángelos Venizelos, con un caudal electoral del 4,71 por ciento (13), idéntico porcentaje que el de los Griegos Independientes, referentes de la derecha nacionalista.
Tras demorar su discurso triunfal a la espera de la confirmación definitiva del número de bancas de que dispondría Syriza (149, a sólo dos de la mayoría absoluta), Tsipras habló ante una impaciente multitud de estudiantes y militantes de izquierda que colmaba la plaza de la estación de subte Panepistimio, frente a la Biblioteca Nacional y la Universidad de Atenas. El líder de la formación ganadora dijo ser consciente de que la victoria no le da un cheque en blanco, “sino un mandato para reorganizar el país”, y anunció su intención de negociar con los acreedores. “El nuevo gobierno estará dispuesto a colaborar y a negociar por primera vez con nuestros socios una solución justa, viable, duradera, que beneficie a todos”, declaró Tsipras ante sus seguidores.
“Grecia avanza con optimismo en una Europa que cambia”, agregó el líder de la izquierda griega. Respecto de las cruciales negociaciones con los prestamistas del país, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, el jefe de Syriza mostró la disposición del futuro gobierno griego de llevar a cabo un diálogo sincero y abordar un plan nacional y un plan sobre la deuda. Entre sus principales puntos, el programa económico de Syriza comprende el fin de las medidas de ajuste y la renegociación de la abultada deuda pública del país, que se eleva a un 177 por ciento del Producto Interno Bruto.
“No hay ni vencedores ni vencidos. Nuestra prioridad es hacer frente a las heridas de la crisis, hacer justicia, romper con las oligarquías, el ‘establishment’ y la corrupción”, afirmó. Tsipras declaró que Atenas deja la austeridad tras cinco años de humillación porque el pueblo le ha dado un mandato claro de relegar al pasado a la troika. El país heleno espera el desbloqueo del último tramo de los préstamos acordados antes de fines de febrero, a condición de que se respeten los compromisos adquiridos con los acreedores respecto de la aplicación de las reformas. Desde 2010, los acreedores han acordado unos 240.000 millones de euros en préstamos al país.
El presidente del Banco Central alemán (Bundesbank), Jens Weidmann, dijo ayer que la economía griega sigue necesitando apoyo externo y recordó al futuro gobierno de Atenas que ese respaldo sólo tiene cabida si se respetan los acuerdos adoptados. “Está claro que Grecia no puede todavía prescindir del apoyo de un programa de ayuda. Y, naturalmente, un programa de ese tipo sólo puede darse cuando se cumplen los acuerdos”, afirmó Weidmann en una entrevista con la primera cadena de la televisión pública alemana ARD, tras conocerse que los sondeos daban la victoria a Syriza.
El presidente del banco central alemán confió en que el nuevo gobierno griego no haga promesas ilusorias que el país no se puede permitir y que continúe con las reformas estructurales que se necesitan sin poner en cuestión lo conseguido hasta el momento. A su juicio, el objetivo es que las finanzas griegas sean sostenibles a largo plazo y mientras ése no sea el caso, una quita de la deuda sólo dará un breve respiro, estimó. Lograr ese objetivo, recalcó, exige reformas tanto en las finanzas públicas griegas como en la economía del país.
Tsipras pareció responderle al funcionario alemán. “Antes de todo, el pueblo debe recobrar su dignidad, el optimismo, la sonrisa, ése es el mensaje primordial”, señaló. Y reiteró así sus declaraciones al momento de emitir su voto: “Es un día para la vuelta de la esperanza, el fin del miedo, la vuelta de la democracia y la dignidad en nuestro país”. Pese a afirmar que en la elección no hubo vencedores ni vencidos, señaló que la Grecia del trabajo, del conocimiento y de la cultura que lucha y tiene esperanza había superado a la de los oligarcas y de los corruptos.
Y afirmó que su victoria es también la de todos los pueblos de Europa que “luchan contra la austeridad que destroza nuestro futuro común”. El nuevo gobierno, aclaró, desmentirá a todos los que ven destrucción. “No habrá desastre ni sumisión. Nuestro objetivo desde el primer día es restablecernos de las consecuencias de la crisis”, dijo. Para ello, adelantó, se “negociará con nuestros socios europeos” un plan de reformas “sin nuevos déficit pero sin un superávit irrealizable”.
Por su parte, Samaras reconoció su derrota pero destacó que “a pesar de la medidas dolorosas que tuvimos”, su partido sólo perdió dos puntos porcentuales con respecto a la elección general anterior, en 2012. Desde esos comicios, el partido que más perdió apoyo fueron los socialdemócratas del Pasok, la fuerza que gobernó el país ininterrumpidamente desde la posguerra hasta el inicio de la crisis económica hace cinco años y que se alió a los conservadores de Samaras en los últimos años para imponer el ajuste impulsado por la UE y el FMI. Evangelos Venizelos, el líder del Pasok, que quedó sexto en los comicios, felicitó a Tsipras por su victoria, pero le advirtió que la actual situación griega necesita de mayorías más amplias. El líder socialdemócrata responsabilizó al ex primer ministro Yorgos Papandreu por la debacle sufrida por la fuerza. Según dijo, el veterano dirigente provocó una escisión por razones personales, al crear su propio partido a pocas semanas de las elecciones anticipadas de ayer.
En tanto, el líder de la fuerza neonazi Amanecer Dorado, Nikos Mijaloliakos, celebró el tercer lugar desde la cárcel, donde la mayoría de la cúpula se encuentra hace más de un año. Pese a las detenciones y a que casi no hicieron campaña, la fuerza no perdió el apoyo de sus simpatizantes. Pero lejos de allí, en los alrededores de la Universidad de Atenas, los seguidores de Syriza no paraban de vibrar.
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