EL MUNDO
Quiero mis dólares de vuelta, le advierte Terminator a George W.
El gobernador electo de California, Arnold Schwarzenegger, pronto se reunirá con el presidente Bush, a quien le pedirá que se reanude la asistencia federal al estado. Esto puede ser determinante para que Bush gane en California en las presidenciales de 2004.
Por José Manuel Calvo *
Desde Washington
Arnold Schwarzenegger compareció en su primera conferencia de prensa como gobernador electo de California para contestar durante casi media hora, y casi sin ayuda de sus asesores o de notas, a las preguntas sobre sus planes. Schwarzenegger reiteró su compromiso sobre los impuestos –”lo dije en la campaña y lo digo ahora: no voy a subirlos”– y anunció un inminente encuentro con el presidente George W. Bush. Los dos se necesitan mutuamente.
Bush, que felicitó telefónicamente a Schwarzenegger el martes, viajará a California la próxima semana. El estado, que tiene 54 de los 270 votos electorales necesarios para ganar cualquier elección presidencial, es vital para sus aspiraciones. En el año 2000, Gore ganó en California; en el 2004, Bush no quiere que se repita ese resultado y cuenta con Schwarzenegger, que el martes barrió con un 49 por ciento de los votos: ganó en 50 de los 58 condados. Todos, excepto los de la bahía de San Francisco.
Pero para que el nuevo gobernador –que tomará posesión en noviembre– pueda hacer una campaña eficaz para Bush, hace falta que mantenga dentro de un año la popularidad que tiene ahora; para eso, se necesita que el estado salga del agujero financiero en el que está metido sin recurrir a la subida de impuestos ni a grandes recortes del gasto público. Y ahí es donde entra la simbiosis: si la Casa Blanca ayuda a California, California ayudará a la Casa Blanca, a pesar de que el republicanismo de Schwarzenegger es moderado y avanzado en algunos asuntos sociales, lo opuesto del entorno de Bush.
En todo caso, el gobernador lo dejó claro ayer, al referirse a su conversación con Bush: “Me ha prometido que hará todo lo que pueda para ayudarnos, así que estoy deseando trabajar con él y pedirle un montón de favores”. Otro dato: Schwarzenegger anunció que hará una auditoría sobre las cuentas del estado y la encargada de llevarla adelante es Donna Ardoin, miembro del equipo del gobernador de Florida y hermano menor del presidente, Jeb Bush. Ardoin dijo que hará todo lo que esté a su alcance para hacer la auditoría de manera que el nuevo gobernador pueda presentar su presupuesto como lo estipula la ley, a inicios de enero de 2004.
De cara al futuro inmediato, que, por mucho dinero federal que haya, se presenta tormentoso —los demócratas dominan las dos cámaras en Sacramento y controlan casi todos los resortes de poder en California—, el flamante nuevo político repitió su ofrecimiento de la noche del triunfo y volvió a tener la mano a los adversarios. La senadora Dianne Feinstein, una de las voces demócratas más respetadas en California, aceptó el guante “porque hay mucho que hacer para recomponer este estado y para curar las heridas de una elección muy difícil” y, sin nombrarlo, condenó el comportamiento de su compañero de partido, Cruz Bustamante, al que muchos culpan de la catástrofe del martes: “Yo no podía estar en contra de la elección extraordinaria y al mismo tiempo presentarme como candidata”, dijo (que es exactamente lo que hizo Bustamante, para acabar consiguiendo un 32 por ciento de los votos).
En cuanto al grado de entrega a la política, Schwarzenegger aseguró que será total: se acabó el cine: “Los californianos quieren que sea su gobernador y eso es lo que haré. No tendré tiempo para películas, voy a dedicarme por completo al trabajo”. Otros las harán por él y sobre él: el canal de cable A&E ha empezado a trabajar en una película en la que se filmará el sueño americano del inmigrante llegado a gobernador. El estreno podría coincidir con la Convención republicana del próximo verano.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.