Lunes, 16 de marzo de 2015 | Hoy
EL MUNDO › HOY SE REúNE CON MERKEL EN BERLíN PARA PEDIR MáS SANCIONES
El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, pidió nuevos castigos o prorrogar las sanciones vigentes de Occidente contra Rusia, en una entrevista concedida al diario alemán Bild, adelanto difundido ayer. Con motivo de su reunión de hoy con la canciller alemana Angela Merkel, que tendrá lugar en Berlín, Poroshenko recordó que los separatistas apoyados por Rusia siguen sin cumplir el alto el fuego en el este de Ucrania y sin retirar el armamento pesado de esa zona. “Ucrania ha cumplido con cada uno de los puntos del acuerdo de Minsk. El alto el fuego se impuso de inmediato desde nuestro lado. Sin embargo, los combatientes rusos hicieron exactamente lo contrario”, criticó en la entrevista que saldrá publicada hoy.
“Cada día disparan desde el lado ruso. Con frecuencia más de 60 veces al día. El alto el fuego se ha infringido un total de 1100 veces”, enumeró el dirigente. Ante esa realidad, el presidente de Ucrania reconoció que el acuerdo no ha funcionado. “Minsk es para nosotros una esperanza, no una realidad. Dicen que retiran sus armamentos, pero no permiten el acceso a la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) para que lo controle”, señaló. En ese aspecto, Poroshenko reclamó la reacción de Occidente. “Podrían acordarse nuevas sanciones. En cualquier caso deberían prorrogarse las sanciones actuales hasta finales de año.”
Asimismo, en su opinión, el conflicto en el este de Ucrania debería provocar que le retiren a Rusia el derecho de poder albergar el Mundial de Fútbol en 2018. “Creo que debe hablarse de un boicot a este Mundial. Mientras haya tropas rusas en Ucrania, un Mundial de Fútbol en este país es impensable”, afirmó. “Siempre se defiende que el fútbol no tiene nada que ver con la política y que ambos deben estar separados pero, ¿cómo es eso posible?”, se preguntó con la mirada puesta en el equipo ucraniano de Shakhtar Donetsk, que desde hace meses juega a 1200 kilómetros de distancia de una ciudad ocupada por los soldados rusos.
A su vez, Poroshenko criticó el trato que reciben los soldados ucranianos apresados por los rebeldes y aseguró que no descarta un nuevo ataque, por ejemplo en Mariúpol, donde en enero pasado murieron al menos 30 civiles en una ofensiva con artillería de las fuerzas prorrusas.
En este contexto, Crimea celebra hoy el primer aniversario del referéndum por el que se separó de Ucrania y dos días después fue anexionada por Rusia, acontecimientos que la población rusa de la península sigue apoyando a pesar de que no todo cambió para mejor en sus vidas. En el año transcurrido tuvo lugar un rápido proceso de rusificación de la vida cotidiana: los residentes obtuvieron pasaportes rusos, se pasó al huso horario de Moscú, la grivna ucraniana ha sido sustituida por el rublo y los prefijos telefónicos ucranianos desaparecieron para dar paso a los rusos. Un reciente sondeo del centro ruso de estudios de la opinión pública VTsIOM indicó que un 90 por ciento de los habitantes de la península bañada por el Mar Negro están contentos con la adhesión, medida rechazada fundamentalmente por las minorías ucraniana y tártara.
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