Jueves, 19 de marzo de 2015 | Hoy
EL MUNDO › VARIOS HOMBRES ARMADOS TOMARON COMO REHENES A EXTRANJEROS EN EL MUSEO DEL BARDO; EL TIROTEO DEJó AL MENOS 19 MUERTOS
El tiroteo a las puertas del museo, seguido de una toma de rehenes, terminó con diecisiete turistas muertos, dos atacantes abatidos y uno detenido. Era fuerte la hipótesis de que se trató de un atentado dirigido por el Estado Islámico.
En Túnez, país que inauguró la Primavera Arabe y que avanza en la senda democrática, un atentado perpetrado por varios hombres armados causó la muerte de 19 personas, incluyendo a 17 turistas extranjeros. Los atacantes se acercaron al Parlamento y, al ser descubiertos, iniciaron un tiroteo que mató a los turistas que se encontraban en la puerta del Museo del Bardo, el cual está junto al edificio legislativo. Luego se refugiaron en el interior del museo y tomaron como rehenes a varios extranjeros hasta que las fuerzas de seguridad abatieron a dos de los hombres armados y detuvieron a un tercero. Al cierre de esta edición ningún grupo había reivindicado el ataque, si bien era fuerte la hipótesis de que haya sido dirigido por el Estado Islámico (EI), dada la cantidad de tunecinos que integran sus filas y la fuerte presencia del califato en la vecina Libia.
Cuatro hombres vestidos con uniformes militares intentaron atacar el Parlamento tunecino, donde se discutía una ley antiterrorista. La guardia de seguridad se dio cuenta de que los uniformados no llevaban armas reglamentarias, sino fusiles Kalashnikov, y al pedirles que se detuvieran, se desató un tiroteo durante el cual los atacantes lograron huir hacia el museo, reconocido por su colección de antigüedades y una de las principales atracciones turísticas del país. “Pudimos ver a cuatro terroristas armados. Ha habido muchos disparos y ahora están en el jardín, no han podido entrar en el edificio”, explicó Mona Brahim, diputada del partido islamista moderado Ennahda, quien se encontraba en el interior del recinto y que, como la mayoría de los parlamentarios, debió salir del edificio. En el momento del intento de asalto había varias comisiones reunidas, en particular la de Justicia, con el titular del ministerio. Todos los diputados y otras personas que se encontraban en el interior del edificio fueron evacuados a una misma sala, mientras las fuerzas de seguridad y el ejército pusieron en marcha el dispositivo de alerta máxima de lucha contra el terrorismo.
Las fuerzas de seguridad tunecinas mataron a dos de los autores del ataque y detuvieron a otro, de 22 años, mientras que el restante se fugó. En el ataque sufrieron heridas medio centenar de personas, muchas de ellas turistas, quienes fueron liberados tras ser retenidos en el Museo del Bardo. Al terminar la toma de rehenes, el primer ministro de Túnez, Habid Essid, confirmó que entre los fallecidos hay víctimas de nacionalidad italiana, española, sudafricana, japonesa, colombiana, brasileña y polaca. “No tendremos ninguna piedad contra quien amenaza el país. Lamentamos que muchos son envidiosos de los resultados que alcanzó Túnez en esta fase de transición”, sostuvo el premier.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo en su cuenta de Twitter que dos de sus ciudadanos fueron asesinados. “Lamentamos la muerte de dos colombianos en Túnez y ofrecemos condolencias a su familia. La Cancillería colombiana está trabajando en su repatriación”, expresó en las redes sociales. Por su parte, Wasel Busid, guía de un grupo de turistas que realizaba un crucero por el mar Mediterráneo y que habían asistido al museo, dijo que había mexicanos, colombianos, brasileños y españoles. Algunos de los turistas habían llegado al país en el crucero Costa Fascinosa, de la compañía Costa Crociere, que ancló en el puerto de Túnez. La empresa pidió a todos los pasajeros que habían descendido que regresaran de inmediato al barco.
Una vez que las autoridades garantizaron la seguridad en la zona, cientos de tunecinos se concentraron en una céntrica calle de la capital para condenar el atentado de ayer. La movilización se realizó de manera espontánea y fue convocada a través de las redes sociales. A la concentración también se unieron varios políticos, así como militantes de distintos movimientos. Kareem Ben Salah, quien trabaja en la industria del turismo, opinó que el atentado tendrá repercusiones negativas en la economía del país. “El sabotaje fue contra nuestra democracia, impactará en el turismo y en las inversiones”, dijo.
Por otro lado, el presidente de Túnez, Beji Caid Essibsi, afirmó que el ataque se trató de una “enorme desgracia” para su país. “Debemos iniciar una movilización general y neutralizar definitivamente a los terroristas”, dijo durante la visita a los heridos en el hospital Charles de Gaulle. El ataque representa un duro revés para la economía tunecina, que depende en gran medida del turismo. Mandatarios de todo el mundo condenaron el atentado de ayer y apoyaron, en especial los líderes europeos y norteamericanos, la transición democrática del país. También expresó su repudio el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien dijo que toda la organización se solidariza con el pueblo y el gobierno tunecino.
Si bien Túnez es considerado uno de los pocos casos exitosos de la llamada Primavera Arabe, el gobierno acababa de asumir el control del país tras una larga y turbulenta transición política. El país norafricano fue escenario en las últimas semanas de un repunte de la actividad jihadista en la región de Kasserine, en la frontera oeste con Argelia, una zona montañosa que utilizan como bastión radicales locales y también otros procedentes de Mali, Marruecos o Mauritania. Túnez es además uno de los países del que partieron un mayor número de jihadistas para sumarse a las filas de EI, el grupo que lucha en Siria e Irak para instaurar un califato. Desde 2012, decenas de guardias nacionales tunecinos fallecieron o fueron heridos en combates o atentados y emboscadas islamitas en Mont Chambi, escenario en julio pasado del peor ataque islamita sufrido por las fuerzas tunecinas, que causó 15 muertos. A mediados de febrero, cuatro agentes de la Guardia Nacional tunecina murieron en un ataque de presuntos jihadistas en Kasserine, considerado uno de los feudos de células islamitas radicales afines al grupo Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) y la rama norteafricana del EI.
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