Martes, 21 de abril de 2015 | Hoy
EL MUNDO › LA SéPTIMA ENTIDAD BANCARIA DEL PAíS SUDAMERICANO ESTá ENVUELTA EN UN ESCáNDALO GLOBAL POR LAVADO DE DINERO
Lo que impactó de lleno fue la reciente publicación de los documentos obtenidos por un ex empleado del banco, Hervé Falciani, que demostraron maniobras dolosas de depositantes.
Por Darío Pignotti
Hundido. Las autoridades del Banco HSBC analizan vender sus activos en Brasil, depreciados a raíz del escándalo por el supuesto lavado de unos 7000 millones de dólares, oriundos de sobornos, evasión fiscal y narcotráfico, investigados por el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y una comisión parlamentaria creada a pesar del boicot de la oposición.
“HSBC acelera su repliegue global con la salida de Brasil y Turquía... a la que se vio forzado después de una serie de escándalos” publicó el diario Valor Económico basado en fuentes de la entidad financiera consultadas por el Financial Times. En caso de que se lleve a cabo la cesión de las 853 sucursales existentes de todo Brasil, esto significaría, según el artículo de Valor, “un repliegue más rápido y más profundo que el previsto en la estrategia diseñada por el director ejecutivo del HSBC Stuart Gulliver”, desde su despacho en Londres.
Séptima entidad bancaria brasileña, con un patrimonio del orden de los 560 millones de dólares (1600 millones de reales), el HSBC ya navegaba en aguas turbulentas en Estados Unidos, donde le fue aplicada una multa de 1900 millones de dólares además de quedar bajo observación del Departamento del Tesoro debido a las posibles (en rigor casi seguras) operaciones con los cárteles mexicanos.
Haber pactado con el narco mexicano y estar en la mira de Estados Unidos no afectaron las actividades del banco en Brasil, cuya Justicia suele ser indulgente con los delincuentes financieros, como quedó demostrado en dos megaescándalos destapados en la década pasada.
A pesar de los documentos y evidencias recogidos en el Congreso brasileño, el Supremo Tribunal Federal garantizó la impunidad a los responsables del lavado de decenas de miles millones de dólares enviados a paraísos fiscales desde el Banco Banestado. También hizo la vista gorda a los ilícitos cometidos por Daniel Dantas, dueño del Banco Opportunity, enriquecido gracias a los negocios turbios realizados con el Citibank, consentidos por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso.
Lo que impactó de lleno en el nivel de flotación del HSBC de Brasil, la sede que más factura en Latinoamérica, fue la reciente publicación de los documentos obtenidos por un ex empleado del banco, Hervé Falciani, experto en informática. Gracias al franco-italiano Falciani tomaron estado público 60.000 archivos de clientes de decenas de países con depósitos en la sede suiza del HSBC. A través de esos papeles se demostraron las maniobras dolosas pergeñadas a partir de 2006 por parte de algunos de los 100.000 depositantes de todo el mundo, de los cuales 6606 son brasileños titulares de 8667 cuentas.
Ayer Valor Económico escribió que a pesar de su intención de deshacerse de sus activos brasileños, el HSBC tendrá problemas en encontrar clientes, ya que los principales bancos privados lo consideran un mal negocio.
Parte de los papeles de Falciani llegaron a Brasil hace tres meses y a partir de entonces el gobierno tomó cartas en el SwissLeaks a través de su ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, y Marco Aurelio García, asesor internacional de la presidenta Rousseff. Ambos se reunieron con el embajador de Francia, donde está asilado Falciani, para solicitarle la liberación de todos los archivos sobre clientes brasileños.
“Todos estos hechos deben ser investigados con el mayor rigor”, subrayó el ministro Cardozo, demostrando la voluntad política del Palacio del Planalto, mientras el procurador general de la República, Rodrigo Janot, anunció un viaje a París para recabar información.
Paralelamente fue formada una Comisión Parlamentaria de Investigaciones, presidida por el senador Paulo Rocha, del oficialista Partido de los Trabajadores, secundado por Randolfe Rodrigues, del Partido Socialismo y Libertad.
“Brasil está en el centro de ese escándalo internacional, es el cuarto país del mundo en número de cuentas y el noveno por el monto de los depósitos, depósitos que son más cuantiosos que los de los sheiks de Arabia Saudita”, dijo Rodrigues a Página/12 en marzo. “Es decir, este escándalo envuelve sumas más altas que las contabilizadas en la corrupción de Petrobras. Para muchos el caso del HSBC en Ginebra es la madre de todos los escándalos. Es necesaria una profunda investigación por parte los organismos de fiscalización del Estado y del Parlamento.”
La comisión encabezada por el PT y el PSOL fue saboteada por el opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), presidido por el senador Aécio Neves, candidato derrotado por Rousseff en los comicios de octubre del año pasado.
El organismo parlamentario informó que si bien aún no recibió la lista completa, ya tiene conocimiento de un centenar de inversores brasileños a los que investigará y solicitó la semana pasada comparecencia del titular del HSBC brasileño, Guilherme Brandão.
La propuesta respaldada por el PT fue rechazada por el bloque socialdemócrata que manifestó su “preocupación” ante el convite al ejecutivo Brandão, pues su presencia en el Congreso causará “un alto nivel de exposición de una institución, como el HSBC, que tiene nivel global”.
Algunos se sorprendieron al observar el blindaje dado al banco del SwissLeaks, por el partido de Neves, promotor del impeachment contra Dilma alegando supuesta corrupción. El periodista especializado en economía Luis Nassiff respondió con datos a quienes no comprendían la complicidad del PSDB y el HSBC. Ocurre que el grueso de los brasileños, cuyos nombres ya se conocieron y tienen dinero en Ginebra, financió a Aécio Neves. Según el relevamiento de Nassiff, los posibles evasores colocaron 400 mil dólares en la campaña del dirigente opositor y no pusieron un solo dólar en las arcas del PT.
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