Familiares de los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos en septiembre en Ayotzinapa y simpatizantes de la causa renovaron ayer su reclamo de esclarecimiento del caso y aparición con vida con una marcha por las calles de Nueva York. Frente a la sede de Naciones Unidas (ONU) prometieron mantener una permanente lucha sin descanso hasta volver a ver a los normalistas. “He luchado hasta el límite. Ya son siete meses y no sabemos nada de nuestros hijos”, lamentó Clemente Rodríguez, padre de Cristian, uno de los jóvenes secuestrado el 26 de septiembre de 2014 en el municipio de Iguala, en el estado sureño de Guerrero.

Según la hipótesis oficial, los estudiantes desaparecieron por un pacto concertado entre autoridades corruptas de ese municipio y miembros del cartel Guerreros Unidos, quienes los asesinaron e incineraron sus cuerpos en un basurero ubicado en el municipio vecino de Cocula. Las familias, sin embargo, desestiman esa historia y siguen reclamando a las autoridades que den con el paradero de los jóvenes, alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.

De la marcha, que incluyó en su trayecto la sede del Consulado de México en Nueva York y terminó su recorrido en una calle situada al frente de la sede de la ONU, participaron centenares de personas –la mayoría mexicanos– solidarios con la causa. “No vamos a descansar hasta que encontremos a los 43 normalistas. Nuestros hijos los tiene el gobierno”, acusó Rodríguez. En la manifestación, vigilada por la policía, había muchas fotos de los jóvenes desaparecidos, algunas adornadas con flores de papel, y también pancartas alusivas al caso que, entre otras cosas, decían, en inglés: “México es un estado asesino”. Durante el recorrido, los participantes mencionaron uno a uno los nombres de los 43 estudiantes, o los contaron con números, en inglés y en español. El lema más coreado fue “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”. También hubo consignas lanzadas contra el gobierno de Enrique Peña Nieto, cuestionado por mantenerse en un rol pasivo frente a la tragedia. Entre las pancartas había una que decía: La brutalidad policial no tiene fronteras”, portada por simpatizantes estadounidenses.