Lunes, 8 de junio de 2015 | Hoy
EL MUNDO › EL PARTIDO ISLAMISTA CONSERVADOR FUE FRENADO EN LAS LEGISLATIVAS
Los resultados echan por tierra el proyecto de reforma de la Constitución con el que Erdogan pretendía reforzar su autoridad. El AKP se alzó con el 41 por ciento de los votos y cosechó 259 bancas.
El partido islamista conservador del presidente turco Recep Tayyip Erdogan perdió la mayoría absoluta en el parlamento, que ostentaba desde hacía 13 años, en las elecciones legislativas de ayer. El Partido de Justicia y del Desarrollo (AKP), en el poder desde 2002, se alzó con el 41 por ciento de los votos y cosechó 259 bancas en diputados, de un total de 550, mientras el partido kurdo HDP (Partido Democrático del Pueblo) alcanzó el 12,5 por ciento de los votos y enviará 78 diputados al Parlamento, según datos difundidos con el 98 por ciento de los sufragios escrutados. Los resultados echan por tierra el proyecto de reforma de la Constitución con el que Erdogan pretendía reforzar su poder. Los dos principales rivales del AKP, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata) y el Partido de Acción Nacional (MHP, derecha), obtendrían, respectivamente, un 25,2 por ciento y un 16,5 por ciento de los votos (131 y 82 escaños, respectivamente). La participación en el escrutinio fue del 85 por ciento.
“Hemos logrado una gran victoria. Quienes quieren la libertad, la democracia y la paz ganaron, quienes quieren el autoritarismo, que son arrogantes y se consideran dueños de Turquía, perdieron”, señaló el líder del partido kurdo, Selahattin Demirtas, durante una conferencia de prensa en Estambul. Sirri Sureyya Önder, del mismo partido, dijo ante la prensa que los resultados representan la victoria de la libertad sobre la tiranía, de la paz contra la guerra. El HDP tenía en el Parlamento saliente 29 diputados. Los colegios electorales cerraron a las 17 hora (11 de la Argentina) al término de una jornada marcada por una fuerte participación, a pesar de un atentado con bomba que provocó el viernes dos muertos y más de un centenar de heridos durante un mitin del principal partido kurdo en su feudo de Diyarbakir.
El partido islamista conservador se presentaba por primera vez debilitado ante los electores, víctima del declive de la economía y de las críticas por su giro autoritario. Después de 11 años como primer ministro, Erdogan fue elegido jefe de Estado en agosto pasado y devolvió en teoría las llaves del ejecutivo y del partido a su sucesor, el ex ministro de Relaciones Exteriores Ahmet Davutoglu. Pero, decidido a mantener las riendas del país, milita desde entonces por una presidencialización del régimen y un fortalecimiento de sus poderes. A pesar de las críticas, el jefe de Estado hizo abiertamente campaña por su reforma y su partido, en contra de la Constitución que le impone un estricto deber de neutralidad.
Para lograr su objetivo, Erdogan necesitaba una amplia victoria electoral. Si el AKP hubiera alcanzado los dos tercios (367 bancas) de los 550 diputados necesarios, hubiese estado habilitado para votar en soledad la reforma constitucional que le permitiera reforzar los poderes del jefe del Estado. Si sólo obtenía 330 diputados, podía someterla a referéndum. Si no, sus ambiciones se verían frustradas.
De izquierda, moderno y preocupado por las minorías, el partido kurdo está liderado por un cuarentón carismático, Selahattin Demirtas, que espera aprovechar su papel clave en estas elecciones para ampliar su público tradicional. Los otros dos grandes partidos de oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata) y el Partido de Acción Nacional (MHP, derecha) denunciaron durante la campaña la voluntad de Erdogan de instituir una dictadura constitucional y esperan privar también al AKP de su mayoría absoluta.
“Hemos vivido una campaña perfectamente desigual”, se lamentó el jefe del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, al depositar su voto en una urna en Ankara. “Espero que estas elecciones permitan aumentar la democracia y nuestra libertad”, señaló. Más de 400.000 policías y gendarmes fueron desplazados por el territorio turco para asegurar la seguridad de los comicios, según los medios locales. Aunque hay que tomarlos con prudencia, los sondeos sugieren que Erdogan podría perder su apuesta. “La AKP no perdió las elecciones pero Erdogan perdió la esperanza de hacer de Turquía un país de sistema (casi exclusivamente) presidencialista”, comentó el universitario Ahmet Insel.
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