EL MUNDO › PARA EL AUTOR DE LA MASACRE EN LA IGLESIA DE CHARLESTON

Reclaman la pena de muerte

Luego de ser arrestado, Dylann Roof reveló que quería iniciar una “guerra racial” y que buscaba “cumplir una misión”, pero también le dijo a la policía que dudó en llevar a cabo el ataque dado que “todo el mundo era tan amable con él”.

La gobernadora de Carolina del Sur, la republicana Nikky Haley, reclamó que se le aplique la pena capital al joven Dylann Roof, quien asesinó a nueve afroamericanos en una iglesia en el sur de los Estados Unidos. Además, la Justicia norteamericana le impuso al culpable de la masacre una fianza de un millón de dólares por tenencia de armas en la escena de un crimen. Por su parte, la comunidad negra exigió que se tomen medidas de seguridad excepcionales para evitar que vuelva a ocurrir otra tragedia como la del miércoles por la noche.

Roof está alojado en la cárcel del condado de Charleston en una celda contigua a la del oficial de policía Michael Slager, que el 4 de abril disparó por la espalda al ciudadano afroestadounidense Walter Scott. El joven ya confesó el jueves haber perpetrado la masacre poco después de ser capturado en una localidad cercana de Carolina del Norte. Luego de ser arrestado, Roof reveló que quería iniciar una “guerra racial” y que buscaba “cumplir una misión”, pero tuvo dudas hasta el último momento: le dijo a la policía que dudó en llevar a cabo el ataque dado que “todo el mundo era tan amable con él”. En una comparecencia por videoconferencia desde un centro de detención, el joven se limitó a confirmar al magistrado sus datos personales y se mostró impasible ante las declaraciones, en la sala judicial, de varios familiares de las víctimas que mostraron compasión y perdón hacia él.

La familia del culpable emitió un comunicado en que manifestó sus “condolencias a los fallecidos y su pena e incredulidad” por la matanza.

El alcalde de Charleston, por su parte, declaró respecto a Roof que se siente “agradecido de que esté tras las rejas y que nunca volverá a quedar en libertad”. Consultado sobre la pena de muerte, Riley dijo que en lo personal se oponía a una ejecución, pero que “si vamos a tener pena de muerte, este caso ciertamente la ameritaría”.

En 2010, Roof dejó la escuela y comenzó a tener conflictos con la policía, por ejemplo, por tenencia indebida de medicamentos que se expenden sólo bajo receta. Solía dormir en su auto y llamaba la atención a sus familiares por su comportamiento extraño. Una de las imágenes difundidas por los organismos de seguridad durante el lapso en que se encontraba prófugo lo muestra con una campera con banderas de Sudáfrica y de la ex Rhodesia, símbolos del movimiento supremacista blanco en Estados Unidos. Sin embargo, todavía no se pudo comprobar si el joven pertenece a algún grupo de extrema derecha. Según informaron medios norteamericanos, los amigos y parientes del acusado aseguran haber notado en los últimos tiempos una actitud cada vez más hostil del joven hacia los afroamericanos. Un amigo de Roof declaró al periódico estadounidense The New York Times que el asesino expresó en múltiples ocasiones sus intenciones de matar a ciudadanos afroamericanos y contó que con el dinero que sus padres le regalaron cuando cumplió 21 años se compró un arma de fuego.

El presidente norteamericano, Barack Obama, expresó su consternación, enojo y tristeza por esos asesinatos que despiertan “preguntas sobre el lado oscuro de nuestra historia”. Además de hacer referencia al problema irresuelto de la creciente tensión racial en el país, que algunos medios califican como “terrorismo interno”, el mandatario volvió a criticar la laxitud de las leyes sobre tenencia de armas que rigen actualmente en el país.

A la denuncia del jefe de Estado se sumó la de la precandidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, que pidió un endurecimiento de la legislación que otorga el derecho a portar armas, tras lo cual fue criticada por la oposición, que la acusó de hacer un uso político de la masacre.

Por su parte, los líderes de las iglesias afroamericanas reclamaron que volvieran a tomarse la clase de medidas de seguridad vigentes en la época de los movimientos de derechos civiles, cuando racistas blancos atacaban y ponían bombas en iglesias afroamericanas. En Nueva York, por su parte, el alcalde Bill de Blasio ordenó incrementar los cuidados en las iglesias que cuentan con mayoría de miembros afroamericanos. “No hay lugar para el odio”, expresó el funcionario.

Dylann Roof entró en la noche del miércoles a la Iglesia Africana Metodista Episcopal Emanuel (AME), en la cual se unió a un grupo de una docena de personas que estaban en una sesión de estudio de la Biblia, en una sala del templo. Una hora después comenzó a disparar a los presentes. Mató a nueve personas, todas afroamericanas (entre 26 y 87 años), incluido Clementa Pinckney, pastor de la iglesia, senador demócrata en el Legislativo estatal y un reconocido líder de la comunidad negra. Un sobreviviente, citado por el periódico local Charleston Post and Courier, declaró que el asesino dijo: “Ustedes violaron a nuestras mujeres y tomaron nuestro país. Es mi deber hacer esto”. Además, expresó que el asesino le perdonó su vida para que pudiera contar lo sucedido.

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Dylann Roof aparece vía video en una audiencia judicial en Charleston.
Imagen: EFE
 
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