El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff anunció un recorte de gastos para el próximo año por 6753 millones de dólares y aumentará la carga tributaria para revertir el déficit previsto para 2016. La reducción de gastos será de 26.000 millones de reales (6753 millones de dólares), anunciaron los ministros de Hacienda, Joaquim Levy, y de Planificación, Nelson Barbosa. Respecto del aumento, creación o alteración de impuestos, el gobierno centró su propuesta en la reactivación del llamado impuesto al cheque (CPMF), suprimido durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. La idea es reflotarlo de manera provisoria, por no más de cuatro años, según se anunció, y con un valor menor, de 0,2 por ciento.

En total, sumando el ahorro previsto con recortes de gastos y los ingresos extras que se espera obtener a través de alteraciones en el sistema tributario, el gobierno estima que obtendrá 64.900 millones de reales (17.000 millones de dólares) extra el año que viene. La idea de volver a aplicar el CPMF fue lanzada hace un par de semanas pero naufragó en pocos días: el Congreso, el empresariado y amplios sectores de la sociedad rechazaron la iniciativa. Por eso existe el temor de que el Parlamento, encargado de aprobar el nuevo paquete de medidas, salvo algunas, de menor peso presupuestario, se niegue a acompañar el regreso del CPMF, que en caso de ser reactivado, respondería por cerca de la mitad de los ingresos extras que se espera obtener.

Entre los gastos a recortar está la reducción de ministerios, anunciada la semana pasada, y el número de cargos de confianza, que corresponden a las cuotas políticas. El paquete incluye suspender concursos públicos para cargos federales en el Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Uno de los programas más afectados por los recortes será el Programa de Aceleración del Crecimiento, que incluye proyectos de infraestructura y fue uno de los puntales de la campaña de 2010, cuando Dilma obtuvo su primer mandato.