EL MUNDO › EE.UU. EJERCE PRESION EN LOS CIVILES IRAQUIES
Una mala táctica intimidante
Por Angeles Espinosa*
Desde Bagdad
Los vecinos de Adhamiya, un barrio del noreste de Bagdad, experimentaron ayer en qué consiste el cambio de táctica de las tropas estadounidenses en su lucha contra la insurgencia. Más violencia, más rudeza, más inquietud en sus vidas. De madrugada, sin previo aviso, vehículos de combate, tanques y helicópteros artillados interrumpieron su descanso en la mayor operación de búsqueda de armas y explosivos que se lleva a cabo en una zona residencial de la capital. El resultado, más bien pobre, 30 Kalashnikov, una docena de escopetas de caza y 10 pistolas requisados, además de 21 detenidos.
El impresionante despliegue militar acordonó un área de una veintena de casas y los soldados de la Primera División Acorazada procedieron a registrar edificio por edificio en busca de armas. Era la cuarta noche de la ofensiva “Martillo de Hierro” contra los escondites de los insurgentes y de sus polvorines. Sin embargo, la mayoría de los 21 detenidos lo fueron por violar la norma que sólo permite tener un arma por casa. El comandante al mando de la misión, coronel Charles Sexton, expresó su satisfacción por el resultado.
Los habitantes de Adhamiya, un barrio de clase media mayoritariamente sunita, tenían una percepción muy distinta. Defendían que las armas de las que se habían incautado los soldados eran para defenderse de los ladrones y no suponían una verdadera amenaza para ellos. “Se trata de un castigo”, aseguraba un residente contactado por teléfono. Las tropas de la fuerzas angloamericanas han sufrido varios ataques en el barrio, el último lugar donde se vio a Saddam Hussein el pasado 9 de abril, pero no precisamente en el sector donde se llevó a cabo la inspección, junto al río Tigris.
El efecto psicológico de la acción se vio acrecentado por el apagón generalizado que desde la medianoche del domingo afecta a la mayor parte de Bagdad. Fuentes de la policía iraquí negaron a este diario que tuviera que ver con las operaciones militares en curso. Según explicó el director de la central eléctrica de Al Dora, la más importante de la capital, la única turbina en funcionamiento se había sobrecargado después de que varias centrales del norte del país dejaran de funcionar a causa de las fuertes lluvias de días anteriores.
Paralelamente, una operación de envergadura aún mayor se desarrollaba a 180 kilómetros al norte de Bagdad, en Tikrit, la capital de la región natal de Saddam. “Tienen que entender que son más que Humvees lo que vamos a usar contra la resistencia; vamos a aplastarla”, manifestaba el teniente coronel Steve Russell, jefe del 22 Batallón de la Cuarta División de Infantería, después de haber paseado durante hora y media a sus hombres y sus blindados por toda la ciudad. No hacía falta. La noche anterior sus morteros y los cañones de sus tanques habían castigado el centro de la misma dentro de la Operación “Ciclón Hiedra Dos”.
Cerca de allí, en Habbaniya, el ejército anunció ayer la detención de Kadhem Mohamed Faris, un antiguo oficial de las fuerzas especiales de Saddam y líder de los Fedayines. Faris, a quien el comunicado militar responsabiliza de atentados con artefactos caseros contra las tropas de la Coalición, tenía una fuerte relación con Jamís Sirhan al Mohamed, el número 54 en la lista de los 55 iraquíes más buscados.
Las fuerzas de Estados Unidos quieren mostrar sin duda que en la guerra que aún libran en Irak son ellas las que llevan la iniciativa. Sin embargo, día a día, tienen que adaptar sus tácticas a la creciente audacia de sus agresores. “Nuestros helicópteros vuelan siguiendo distintas tácticas desde los últimos accidentes”, admitió ayer el general Mark Hertling, jefe de la Primera División Acorazada.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.