Los ciudadanos de Haití votaban ayer para elegir al sucesor del presidente Michel Martelly entre 54 candidatos, en comicios cuyos resultados se esperan para dentro de varios días y que, según todos los análisis y encuestas, se definirán en segunda vuelta el 27 de diciembre. Para la sucesión de Martelly no había un pronóstico claro y los sondeos atribuyeron chances tanto al empresario bananero oficialista Jovenel Moïse como a los opositores Jude Célestin –antiguo aliado del ex presidente René Préval–, el ex senador Moïse Jean-Charles y Maryse Narcisse, la candidata del partido del ex mandatario Jean-Bertrand Aristide.

Se esperaba que las elecciones de ayer pusieran fin a la virtual parálisis política en que Haití estuvo sumido en los últimos años, sobre todo después de que hace nueve meses fuera disuelta la Cámara de Diputados y el Senado quedara con sólo un tercio de sus integrantes, tras vencerse los mandatos anteriores. Las primeras horas de la jornada electoral transcurrieron sin mayores incidentes, informó la jefa de la misión de observadores de la Unión Europea (UE), Elena Valenciano. “Ayer quemaron cuatro colegios (centros de votación) y han separado a gente que estaba produciendo disturbios”, dijo la funcionaria, y agregó que hasta el mediodía solo se habían registrado incidentes aislados en el norte y el nordeste del país.

Organismos internacionales temían que la violencia empañara la votación, tal como sucedió el 9 de agosto, cuando votó apenas 18 por ciento del padrón, según datos oficiales, por lo que las fuerzas estatales y las de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah) organizaron un operativo especial de prevención. Unos 5,8 millones de electores estaban habilitados para escoger en las urnas no sólo al próximo mandatario sino también, en segunda vuelta, a gran parte de los dos tercios del Senado y la totalidad de la Cámara de Diputados cuyos cargos no fueron resueltos en los comicios del 9 de agosto.