Martes, 15 de diciembre de 2015 | Hoy
EL MUNDO › EN EL DíA QUE CUMPLíA 68 AñOS, ROUSSEFF SUMó EL RESPALDO DE LOS INTENDENTES DE 16 CIUDADES GRANDES DE BRASIL
La baja concurrencia a las marchas opositoras fue celebrada por el partido de gobierno, el PT. “Si ellos dependen de la calle para avanzar en el impeachment está claro que el pueblo les dijo que no”, afirmó el diputado Siba Machado.
Por Darío Pignotti
Como presente de cumpleaños. En el día de su 68 aniversario la presidenta Dilma Rousseff recibió ayer dos obsequios políticos: el apoyo de los intendentes de 16 capitales que rechazan el impeachment y los números decrecientes de las movilizaciones para derrocarla.
En los últimos nueve meses, los que van de las marchas del 15 de marzo a las del domingo pasado, los mitines opositores cayeron de 210.000 a 40.000 participantes en San Pablo y de 45.000 a 7000 en Brasilia, a pesar de la agitación y propaganda desplegadas en los días previos por la cadena de medios Globo en sus noticieros y programas de entretenimiento para la familia.
El fiasco opositor del domingo fue celebrado por el Partido de los Trabajadores. “El pueblo no fue a la calle, si ellos dependen de la calle para avanzar en el impeachment está claro que el pueblo les dijo que no”, afirmó el jefe del bloque en Diputados Siba Machado, antes de ir a la reunión extraordinaria de la dirección del PT que se realizaba ayer por la noche en Brasilia.
En el temario de la cúpula petista estaba la movilización en defensa de Dilma convocada para mañana en San Pablo. “Seguramente vamos a llevar más gente que ellos en San Pablo” pronosticó el diputado Vicentinho, ex presidente de la Central Unica de los Trabajadores, una de las entidades convocantes junto a los campesinos sin tierra y los trabajadores sin techo.
Luego de ser recibidos por Dilma en el Palacio del Planalto ayer por la tarde, los 16 alcaldes de grandes ciudades divulgaron el manifiesto “En Defensa de las Instituciones Brasileñas”.
“Repudiamos el pedido de apertura de impeachment... tenemos que respetar la voluntad popular” que eligió a Dilma con 54 millones de votos en octubre del año pasado, dice el documento respaldado, entre otros, por los intendentes de San Pablo, Fernando Haddad y Eduardo Paes, de Río de Janeiro, las dos capitales más pobladas e importantes del país.
Más adelante, el documento apoyado por los intendentes cuestiona la tramitación cargada de “vicios”, a cargo del titular de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que abrió el camino hacia el juicio político.
La presidenta también tuvo el respaldo de Diego Maradona, divulgado el domingo en una red social, cuando le expresó su apoyo de “corazón” .
Los dieciséis alcaldes que firmaron el apoyo a la democracia y todo Brasil saben que el pemedebista (por PMDB) Eduardo Cunha echó mano del impeachment para incendiar el cuadro político y así desviar la atención cuando la Justicia y el Congreso comenzaban a cercarlo tras descubrir sus cuentas en Suiza y quedar al desnudo que es uno de los “barones” de la gavilla que saqueó a Petrobras en el escándalo del Petrolao.
Cunha y su correligionario del PMDB, el vicepresidente Michel Temer han trabajado codo a codo recientemente para sumar los votos necesarios para aprobar el inicio del impeachment en el Parlamento.
Pero hubo tantas maniobras extrañas montadas por Cunha para torcer una votación sobre la pertinencia del juicio político contra Dilma, que el Supremo Tribunal Federal la suspendió a través de una medida cautelar emitida la semana pasada.
Con eso quedó congelado el asunto hasta mañana cuando se reunirán los 11 jueces del Supremo Tribunal para decidir cómo y cuando se continúa con el proceso.
Es en ese punto donde lo político se cruza con lo jurídico: Dilma prefiere que el Supremo fije reglas y autorice continuar la votación parlamentaria durante el verano en el que habría que convocar a sesiones extraordinarias.
Para el gobierno es conveniente acelerar los tiempos pues entiende que la furia de las clases medias perdió intensidad, como se vio en las marchas del domingo, y esto resta empuje a los grupos destituyentes en el Legislativo.
Los pemedebistas alineados con el diputado Cunha y el vicepresidente Temer se inclinan por dejar pasar el verano confiados en que la repulsa contra Dilma ganará nueva fuerza después del carnaval. Junto a los pemedebistas Cunha y Temer se ubica el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB).
Ayer la sexagenaria Rousseff, a quien le disgusta celebrar su aniversario, fue saludada telefónicamente por su vicepresidente, el septuagenario Temer quien no se encontraba en Brasilia. Fue una cortesía con algo de ironía pues hace una semana Temer formalizó su ruptura con la presidenta a través de una carta cuya divulgación envalentonó al bloque destituyente donde se mezclan pemedebistas, socialdemócratas, dipupastores y dipupolicías.
En los últimos días, Michel Temer cambió el Palacio Jaburú, su residencia oficial en Brasilia, por su oficina privada en San Pablo, donde estableció una de sus bases para el armado de un eventual gobierno de “unidad nacional” que cuenta con el respaldo del PSDB, del octogenario ex presidente Fernando Henrique Cardoso.
Y de la Federación de Industrias de San Pablo que ayer oficializó su apoyo al impeachment a través de una nota presentada por el presidente de la entidad Paulo Skaf, otro pemedebista aliado a Temer.
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