Sábado, 12 de marzo de 2016 | Hoy
EL MUNDO › PLEBISCITAN SU POLíTICA HACIA LOS REFUGIADOS
La canciller alemana, Angela Merkel, llamó ayer a sus filas a luchar “hasta el último aliento” por el voto, ante las elecciones regionales del próximo domingo, consideradas cruciales para su línea frente a los refugiados y para su propio futuro político. “Nosotros, los cristianodemócratas, llamamos a las cosas por su nombre. Y condenamos y perseguimos todo acto criminal, sea si se ataca a un refugiado o si éste comete un delito en nuestro país”, afirmó la líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), en el cierre de campaña de la formación en el land de Sajonia-Anhalt. El lugar elegido fue un teatro de variedades de Halle, la segunda ciudad de dicho estado federado, en el este del país, que como los de Baden-Wirttemberg (sur) y Renania Palatinado (oeste) renueva su parlamento el domingo.
Son unos comicios marcados por la crisis de los refugiados y las presiones sobre la canciller desde sus propias filas para frenar su llegada al país, en medio de la emergencia de la ultraderecha de nuevo cuño representada por Alternativa para Alemania (AfD). “La llegada de refugiados se está reduciendo sensiblemente”, afirmó Merkel, según la cual ello se debe a las medidas ya adoptadas o en curso, a escala nacional y europea. La líder de la CDU y canciller pidió el voto para el primer ministro regional, Reiner Haseloff, y defendió su línea –“nunca ha estado Alemania tan bien como está ahora”, insistió–, con su habitual tono sereno y sin estridencias, pese a que la situación es, políticamente y socialmente, explosiva.
Los ataques contra centros de refugiados son diarios en todo el país –en Halle se produjeron este viernes acciones contra un centro donde iban a tener lugar “simulacros” de votación para inmigrantes–. La ciudad era ayer un microcosmos de los demonios que se pueden venir encima a Merkel, en particular, y a la acogida de refugiados, en lo global, de confirmarse el batacazo que los sondeos pronostican a la CDU, por un lado, y el auge ultraderechista, por el otro.
En Merseburg, localidad vecina a Halle, había convocado una manifestación la AfD, aglutinante del voto de castigo contra la llegada de refugiados, de los que Alemania recibió a 1,1 millones en 2015. Encabezaba el cartel Bjorn Hucke, representante del ala más xenófoba en la AfD, quien sostiene tesis como la de la “inferioridad genética” de los africanos. Es reicht –“Ya basta”–, es su eslogan en campaña, alusivo a la llegada de los refugiados y omnipresente en todas las ciudades, grandes o pequeñas, donde el domingo hay elecciones.
“Algunos prefieren ver despobladas nuestras ciudades antes que habitadas por no alemanes”, comentaba Saib, hijo de alemana y somalí, de 20 años, en un puesto de Los Verdes a pocos metros del de la AfD, un centro comercial casi desierto, como el resto de Merseburg, en un viernes por la tarde.
“De día parecen educados. En cuanto oscurece hay que protegerse, esconder a nuestras hermanas o novias”, afirmaba Wolf, militante de más o menos la misma edad, pero de la AfD.
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