EL MUNDO › LARGAS FILAS EN ONCE A LA HORA DEL REGRESO A CASA

Dos horas para subirse al colectivo

Las habituales filas de pasajeros que esperan para volver a casa se volvieron interminables ayer, en Plaza Miserere, a causa del paro del tren Sarmiento. Si bien la medida se extendió durante todo el día, las complicaciones se hicieron sentir con más fuerza después de las 17, al término de la jornada laboral. A pesar de los refuerzos de las líneas de colectivos que –advertidas de la medida de fuerza– aumentaron la frecuencia, gran cantidad de personas debieron esperar durante lapsos de hasta dos horas sólo para emprender el regreso desde Once.

Cientos de personas, una detrás de otra, en hileras que formaban grandes rulos, armaron el paisaje de la hora de pico de Once de ayer. La espera, que no suele superar los treinta minutos para la mayoría de los colectivos, se extendió más de lo deseado para quienes querían volver a casa, que, obligados a viajar en otros transportes, debieron optar por colectivos de línea o combis.

Los menos, cansados de esperar, se organizaron en pequeños grupos para compartir un remís en dirección a la provincia. “Pedimos un auto por teléfono para viajar tres, pero está tardando en llegar por el tránsito, según nos dijeron”, indicó Noemí Bizante mientras esperaba en la esquina de Pueyrredón y Rivadavia. En efecto, la migración del tren a los medios de transporte privados y el refuerzo de unidades de los colectivos de líneas sobrecargaron las calles porteñas.

Mientras se hacía de noche, las filas se cruzaban en múltiples direcciones por el parque, rodeando árboles, puestos y espacios enrejados. Algunas de ellas –las de las líneas más precavidas–, avanzaban con cierto ritmo, mientras otras permanecían estáticas, con pasajeros tiritando de frío.

A pesar de las bajas temperaturas, hubo quienes se mostraron pacientes y comprensivos frente al reclamo. “Para todos es un lío, nosotros estamos esperando desde hace media hora, pero entendemos que si hay empleados suspendidos algo tienen que hacer”, dijo a Página/12 Ulises Soto, acerca de la medida de fuerza del gremio ferroviario. “Por lo menos hoy agregaron colectivos, en general llegan cada veinte o treinta minutos y hoy están llegando cada 10, se nota que hay un cambio en la frecuencia a pesar de que hay muchísima más gente”, agregó su pareja, Verónica, mientras avanzaba en la fila del 57 rumbo a Moreno.

Para otros, en cambio, el reclamo no justifica el volumen de las complicaciones que padecieron en el regreso a casa. En diálogo con este diario, Mirta Maestri, que se dirigía a Merlo, estimó una espera de dos horas hasta tomar el colectivo, más un viaje el doble de extenso que realiza cuando viaja en tren. “Días como hoy –comentó– sé que tardo más de cinco horas en llegar, es muy molesto pero desde que se anunció el paro supe que iba a ser así”.

En el mismo sentido opinó Joaquín Sosa, que, insatisfecho, contó que debió pagar más de 500 pesos para viajar desde la provincia hasta su trabajo, en el centro. “La vuelta es lenta, pero la llegada fue más difícil, hay mucha gente que directamente no pudo llegar a trabajar, porque no quería o no podía pagar un montón de plata por un transporte privado”, señaló.

Los vendedores de café de la plaza, únicos candidatos a tener una buena tarde, no quedaron afuera del resoplido generalizado. Consultados por este diario, coincidieron: a tres días de terminar el mes, el paro no les resultó buena estrategia de marketing.

Informe: Paz Azcárate.

Compartir: 

Twitter

El frío complicó la espera en los alrededores de la estación Once.
Imagen: DyN
 
EL MUNDO
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.