Miércoles, 10 de agosto de 2016 | Hoy
EL MUNDO › EL DESTINO DE LA PRESIDENTA ELECTA QUEDó PRáCTICAMENTE SELLADO AYER EN EL SENADO BRASILEñO
Al cierre de esta edición continuaba la votación que probablemente se prolongaría hasta la madrugada de hoy, pero ya se daba por seguro que se iniciará el juicio político, el cual debe concluir a principios de septiembre.
Por Darío Pignotti
Página/12 En Brasil
Desde Brasilia
Cerca del fin. El destino político de la presidenta electa Dilma Rousseff quedó prácticamente sellado ayer cuando decenas de senadores anunciaron su apoyo a la apertura del impeachment durante el debate presidido por el titular del Supremo Tribunal Federal, ministro Ricardo Lewandowski.
Fue una sesión histórica, de la que hay pocos antecedentes, en la que el Senado se convirtió en tribunal para determinar si abre o no un proceso contra Rousseff, para lo cual es necesaria una mayoría simple de 41 congresistas sobre un total de 81.
Y también parece improbable que la mandataria pueda evitar su destitución dentro de tres semanas, en esa segunda votación en la que será necesaria una mayoría especial de dos tercios del cuerpo, es decir 54 votos.
Poco antes de las 10 de la mañana se iniciaron las actividades cuando el presidente del Senado Renán Calheiros delegó su cargo para que asuma el jefe de la Corte Lewanowski.
Dilma Rousseff está separada del cargo desde el 12 de mayo pasado cuando asumió el presidente interino Michel Temer, o el “intruso” según lo definió ayer la aguerrida senadora Fátima Bezerra, del Partido de los Trabajadores, en la desi- gual batalla por salvaguardar el gobierno democrático.
A poco de iniciadas las deliberaciones el presidente del bloque petista Humberto Costa propuso suspender las actividades para abrir una investigación sobre las noticias publicadas el fin de semana en las que Temer es acusado de haber recibido el equivalente a unos 3,3 millones de dólares de la constructora Odebrecht, envuelta en el escándalo del “Petrolao”.
Costa consideró “surreal” que el Congreso avance en el proceso contra Rousseff, a quien no se le “comprobó ningún” delito, mientras se omiten acusaciones “graves” contra el gobernante en ejercicio.
Su compañero de bancada el senador Lindbergh Farias insistió en esa tecla, y lo hizo con menos retótica al decir que la mayoría de los congresistas son “cómplices” de un “golpe” que busca mantener a salvo la corrupción e impedir las investigaciones.
Por cierto el tenso embate ocurrido ayer entre defensores y detractores de Dilma que acabará en su posible destitución a fin de mes, ocurrió mientras el Congreso aún mantiene en su cargo a Eduardo Cunha, socio político de Temer, y procesado por corrupción en el Supremo Tribunal Federal.
El senador João Capiberibe, del Partido Socialista Brasileño, se manifestó ayer contra el impeachmente “porque no acepto esta escenificación” en la que una presidenta “honesta” es juzgada por un Senado donde casi el 25 % de sus miembros está procesado o sospechado de corrupción.
“Brasil, sil, sil, sil …il …illl” repite una voz metálica, nacionalista, para festejar cada doble de la selección de básquet, que ayer venció a España por un punto o o el triunfo de alguno de los judocas que disputan los Juegos Olímpicos.
Se trata de una vieja grabación que identifica a la cadena Globo desde la dictadura y es propalada permanentemente desde el viernes pasado luego del show de tres horas y media de apertura de las Olimpiads en el estadio Maracaná cuyo cierre estuvo a cargo de los cantantes Caetano Veloso y Gilberto Gil seguidos por las imponentes chicas de las “escolas do samba” festejadas por miles de espectadores . Antes de ese momento de apoteosis Caetano fue fotografiado en su camarín exhibiendo un papelito escrito a mano con la consigna “Fuera Temer”.
Otros carteles con la misma consigna fueron desplegados en la noche del viernes pasado en el Maracaná y el domingo pasado en el Estadio Mané Garrincha de Brasilia, durante el frustrante empate de la selección de fútbol 0-0 ante el modesto Irak.
Los pocos presidentes extranjeros –sólo dieciocho contra 84 que estuvieron en Beijing 2008– que asistieron a la apertura posiblemente observaron con perplejidad, o fueron informados por diarios de Europa y Estados Unidos, sobre como la Fuerza Nacional de Seguridad retiró del Maracaná a los ciudadanos que expresan su disidencia con el nuevo régimen. La Fuerza de Seguridad y el Ejército no pudieron, en cambio, impedir la rechifla generalizada contra Temer.
La censura política en los estadios fue justificada como “una medida administrativa” por el ministro de Justicia Alexandre de Moraes, el mismo funcionario para el cual las movilizaciones callejeras son una amenaza potencial a la seguridad nacional.
Un juez carioca hizo lugar a una medida cautelar para restablecer el derecho de protesta del público en las tribunas olímpicas, medida que ayer fue apelada por el gobierno.
Si las autoridades suponían que los Juegos serían su tarjeta de presentación ante la comunidad internacional, los hechos demostraron lo contrario. Ni el presidente frances François Hollande, ni el premier italiano Matteo Renzi se prestaron a mantener encuentros a solas con Temer, como tampoco lo hizo el secretario de Estado John Kerry, quien al parecer se habría excedido en las caipirinhas degustadas en Río.
Por pragmatismo y el peso geopolítico de Brasil, la comunidad internacional reconocerá al gobierno de Temer cuando se confirme la casi segura deposición de Dilma en el Senado. Esa acogida diplomática formal no bastará para desterrar cierto recelo hacia hacia un gobernante de baja calidad democrática.
Ayer , durante el debate por el impeachment, la senadora Vanesa Graziotin informó en el recinto que el senador y ex precandidato presidencial demócrata Bernie Sanders deploró el putch contra Dilma.
El líder demócrata que ahora apoya la candidatura de Hillary Clinton dijo que “para muchos brasileños y observadores el proceso de impeachment se parece un golpe de Estado”.
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