Miércoles, 10 de agosto de 2016 | Hoy
EL MUNDO › LOS LETRADOS EN HUELGA EXIGEN AL GOBIERNO MEDIDAS PARA EVITAR NUEVOS ATENTADOS
“Ningún abogado irá en los próximos tres días a un juzgado”, aseguró un miembro de la Asociación de Abogados de Pakistán que participó de las protestas por el atentado en el hospital, que dejó hasta ahora 71 muertos, casi todos letrados y periodistas.
Un grupo de abogados pakistaníes decidió no participar en audiencias judiciales ayer en protesta por el atentado suicida contra el hospital civil de Quetta, donde se congregaban 200 personas, la mayoría periodistas y abogados, en señal de duelo por el asesinato horas antes de un reputado letrado de la región. La ciudad del suroeste pakistaní vivió una jornada de entierros y de luto por el ataque que acabó con la vida de 71 personas e hirió a otras 128. En la capital de la provincia de Baluchistán hubo banderas a media asta, colegios sin niños e instituciones gubernamentales cerradas tras el ataque del lunes, uno de los peores de lo que va de año junto con el atentado suicida en un parque de Lahore, que causó 75 muertos en marzo. “La ciudad está paralizada”, dijo el vocero del Ejecutivo regional, Anwar ul Haq Kakar.
Los funerales de los fallecidos en el atentado comenzaron el lunes y continuaron ayer con discretos entierros que tuvieron lugar alejados de los medios de comunicación. En Islamabad, el primer ministro, Nawaz Sharif, encabezó una reunión con sus colaboradores de seguridad en la que se analizó la situación tras el ataque. “Estamos en guerra contra una ideología que quiere cambiar nuestro estilo de vida”, afirmó Sharif, de acuerdo con un comunicado oficial. En el encuentro, se prestó atención al hecho de que tras la campaña exitosa en el noroeste del país contra supuestos refugios insurgentes, en su desesperación, “los terroristas están ahora cambiando sus objetivos” a otros que no son instituciones del Estado.
El primer ministro señaló que el gobierno está comprometido a dar todos los pasos necesarios “para asegurar que la sangre derramada en la matanza de Quetta no ha sido en vano”. La plana mayor del ejército, que también se reunió ayer, consideró al ataque como un intento por minar el éxito de la operación militar de la ofensiva que desde junio de 2014 dejó 3400 insurgentes y 488 militares muertos, según datos difundidos por el gobierno, y más de un millón de desplazados.
Según las últimas cifras difundidas oficialmente, el atentado provocado por un hombre que hizo detonar ocho kilos de explosivos en la entrada de emergencias del Hospital Civil de Quetta dejó un saldo de 71 muertos, 50 de ellos abogados, y dos periodistas. Los abogados y reporteros habían acudido en gran número al centro sanitario después de que el presidente de la Asociación de Abogados de Baluchistán, Bilal Anwar Kasi, fuera asesinado de varios disparos.
Ayer los abogados pakistaníes comenzaron una huelga por el ataque. El colectivo, que sufrió varios asesinatos en Baluchistán en los últimos meses, reclamó al gobierno que desarrolle medidas para evitar nuevos ataques como el del lunes. “Ningún abogado irá en los tres próximos días a un juzgado”, aseguró Hamid Murat, miembro de la Asociación de Abogados de Pakistán, que participó en las protestas en Islamabad.
También se organizaron manifestaciones en numerosas ciudades, incluyendo la capital Islamabad, Karachi y Quetta. “Es trágico. Fueron nuestros superiores, nuestros intelectuales los que fueron asesinados’’, se lamentó el letrado Ghulam Muhamad durante una manifestación en Quetta. En Karachi, Muhamad Zulqarnain, otro jurista que salió a las calles, pidió que el gobierno mejore la seguridad de los abogados. “La nación está triste. Es la tercera o la cuarta vez que los terroristas golpean a los abogados, ya que ellos defienden los derechos de la gente’’, destacó Raja Shafqat Abasi, un abogado de Islamabad.
Por su parte, el jefe de Gobierno de Baluchistán, Sanaullah Zehri, anunció que se había lanzado una operación en Quetta para encontrar a los autores del ataque, según la televisión Geo. Y el jefe del ejército, Raheel Sharif, ordenó intensificar las acciones contra los terroristas.
El grupo talibán Jamaat ul Ahrar (JuA), escisión de la principal formación insurgente de Pakistán, Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), reivindicó el atentado –y amenazó con cometer más ataques–, algo que también hizo con posterioridad el grupo terrorista Estado Islámico (EI) a través de su agencia de noticias Amaq. Las autoridades paquistaníes, sin embargo, no se pronunciaron acerca de las reivindicaciones de los dos grupos.
Si finalmente se confirmara que el EI fue responsable del ataque, sería el atentado más mortífero hasta ahora perpetrado por el grupo jihadista en Pakistán, donde tiene dificultades para ganar terreno. Por su parte, el JuA, formado en 2014, reivindicó el atentado más sangriento del año, ocurrido en un parque infantil de Lahore, que costó la vida de 75 personas el fin de semana de Pascuas. El Departamento de Estado norteamericano incluyó a ese grupo en la lista de organizaciones terroristas la semana pasada, y lo describió como una facción de los Tehreek-e-Taliban Pakistan establecida en la zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán. La rama del EI en Pakistán y Afganistán, formada por ex taliban, también está clasificada como terrorista.
El papa Francisco dijo que el atentado fue un brutal acto de violencia. “Profundamente apenado de ver la pérdida de vidas tras el ataque a un hospital en Quetta, Su Santidad el papa Francisco envía sus más sentidas condolencias a los familiares de las víctimas, a las autoridades y a toda la nación”, aseguró un telegrama enviado por el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, divulgado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede. “Francisco ofrece la seguridad de sus oraciones para tantas víctimas heridas de este brutal acto de violencia sin sentido”, agregó la comunicación.
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