EL MUNDO
¿Quién dijo que W2 no puede contar con la fidelidad de “Il Cavaliere”?
Silvio Berlusconi, primer ministro italiano, volvió sobre sus pasos ayer y negó haber dicho lo que dijo anteayer: que iniciaría la retirada de sus tropas de Irak en septiembre. La opinión pública y la oposición reaccionaron con marcado desconcierto.
El anuncio se convirtió en “deseo” y desnudó su carácter electoral. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, debió bajar el tono de su sorpresivo anuncio de retirada de tropas de Irak, después de conversar telefónicamente con su par, George W. Bush, y supeditó el repliegue paulatino al consenso con sus aliados, los norteamericanos y británicos.
Con un ojo en las encuestas de opinión pública que indican un 70 por ciento de la población a favor de la retirada y en víspera de los comicios regionales en abril, el anuncio de Berlusconi sonó para muchos políticos de la oposición a “maniobra electoral”. Sin embargo, ayer ya no sonaron tanto los tambores de la retirada, y el Cavaliere adoptó una postura más cauta al afirmar que su política exterior no cambiará y que la retirada se hará de forma gradual y de “manera consensuada” con sus aliados. “Yo nunca fijé una fecha” para la retirada, dijo ayer Berlusconi ante la prensa al ingresar a su residencia oficial en Roma. “El mío era sólo un deseo, pero el retiro debe ser acordado con los aliados”, agregó Berlusconi en declaraciones que desconcertaron a la opinión pública y a la oposición, que pidió que el primer ministro compareciera ante el Congreso para dar explicaciones. Su rectificación llegó justo a tiempo después de que Bush les restara importancia a sus declaraciones y que el primer ministro Tony Blair dijera que habían sido “malinterpretadas”. “Si hay un aliado sobre el cual los norteamericanos pueden tener confianza es Silvio Berlusconi y el gobierno italiano”, subrayó frente a su residencia, aludiendo a sí mismo en tercera persona.
Berlusconi recibió el llamado telefónico de Bush, a quien le aseguró que la retirada se hará de acuerdo con los aliados y dependiendo de la capacidad para garantizar la seguridad que vayan adquiriendo los iraquíes. Sólo en ese contexto expresó a Bush su voluntad “de iniciar cuanto antes, posiblemente en septiembre, un gradual y progresivo repliegue del contingente militar italiano en Irak”. Desde Bruselas, su ministro de Relaciones Exteriores, Gianfranco Fini, después de reunirse con los británicos, también afirmó que una eventual retirada de las tropas italianas “está vinculada a las condiciones de seguridad que alcanzará Irak en los próximos meses”, y que en ningún caso se haría de forma unilateral.
En sorpresivas declaraciones a un programa televisivo y en medio de la ola de críticas contra el gobierno por la muerte en Irak de un agente secreto italiano baleado por soldados estadounidenses, Berlusconi había anunciado el martes que su país retiraría de Irak a sus 3300 soldados a partir de septiembre. “Comenzaremos a reducir nuestro contingente en Irak antes de fin de año: la primera reducción será a partir de septiembre”, había dicho textualmente el primer ministro italiano en el programa televisivo Porta a porta. “Hablé de esto con Tony Blair, y es la opinión pública de nuestro países la que espera esta decisión”, había dicho también Berlusconi. Pero hasta en esta cuestión pareció desdecirse ayer al ser consultado sobre si habló con su par británico de una “retirada total”. “No, absolutamente no, hablé con Blair sobre la necesidad de elaborar un plan de retirada que atienda a nuestra opinión pública”.