EL MUNDO › LA ADMINISTRACION BUSH DEFIENDE SUS ACUSACIONES CONTRA CUBA
Las armas que no existen, existen
Para el gobierno de EE.UU., Cuba habría escondido las armas biológicas que Jimmy Carter desmintió que pudiera producir.
Las armas biológicas no existen, pero que las hay. Varios funcionarios de la Administración Bush salieron ayer a enmendar su papel en las acusaciones que uno de ellos lanzó contra Cuba sobre su supuesta capacidad para fabricar armas biológicas, luego de que el ex presidente norteamericano Jimmy Carter dijera lo contrario. Y lo que dijeron el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, y la consejera de Seguridad nacional, Condoleezza Rice: “No hay pruebas, pero eso no prueba que no las puedan tener”. En su tercer día de visita a Cuba, Carter dio un discurso en la Universidad de La Habana, frente a Fidel Castro y transmitido por la televisión cubana. En él dijo que tenía esperanza de que “el Congreso de Estados Unidos actuará pronto para poner fin al embargo”, y también le tiró un palo a Fidel: “Cuba ha adoptado un gobierno socialista donde no se permite que su pueblo organice ningún tipo de movimiento de oposición”. Sobre las esperanzas de Carter, quizá queden en eso: George Bush se prepara para endurecer el embargo contra la isla.
Rice y Fleischer trataron de apoyar la declaración que hiciera la semana pasada el subsecretario de Estado John Bolton sobre la posibilidad de que Cuba produjera armas biológicas, luego de que Carter lo desmintiera in situ, luego de visitar el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnológica cubano. “Yo diría que no se le puede asegurar por completo a una persona que no están creando armas de destrucción masiva con sólo mostrarle un laboratorio. De hecho, es muy fácil ocultarlas. Se necesitan múltiples medidas para asegurar que las armas biológicas no se desarrollan ni son transferidas”, dijo Rice. “Estados Unidos tiene muchas razones para estar preocupado. Uno de los puntos que siempre son complicados con relación a las armas biológicas es que son difíciles de encontrar”, completó Fleischer. Sobre el tema de por qué Rice no sacó el tema del presunto programa de desarrollo de armas biológicas en Cuba cuando conversó con Carter, antes de su viaje, Fleischer dijo: “Carter está visitando Cuba como un ciudadano común para hablar sobre derechos humanos y no sobre la política de Estados Unidos sobre armas biológicas”.
Ayer, el presidente norteamericano evitó hablar del tema. En su lugar, se refirió a la promoción de los derechos humanos en Cuba. “Mi mensaje al pueblo cubano es: pidan la libertad y tendrán a un presidente que esté con ustedes”, dijo. “Aprecio la concentración del presidente Carter en derechos humanos. Pienso que es importante en Cuba, en un lugar donde no hay derechos humanos”, agregó el presidente. Preguntado sobre si la visita de Carter complica su política hacia Cuba, Bush dijo que “no, simplemente porque no he cambiado mi política exterior”.
Y la política exterior de Bush dice que el embargo, lejos siquiera de aflojarse, va a endurecerse. La presentación del endurecimiento será el próximo lunes en el viaje que realizará a Miami. Allí se reunirá con líderes anticastristas en el Día de la Independencia cubana. Para los analistas, el nuevo giro en la política hacia Cuba está estrechamente relacionado con la incorporación del acérrimo anticastrista de nacionalidad cubana, Otto Reich, como subsecretario del Departamento de Estado para América latina. Reich dijo la semana pasada en Miami que el gobierno de Bush contempla reforzar las sanciones previstas en el embargo. Las nuevas medidas del gobierno de Bush son: mayor restricción a los viajes de estadounidenses a la isla, la financiación de la disidencia y un incremento de las emisiones de Radio y TV Martí desde Estados Unidos. Bush también puede activar el controvertido Título III de la Ley Helms-Burton, que abre los tribunales estadounidenses a demandas contra los inversores extranjeros en Cuba. Quienes se verán perjudicados son los agricultores y empresarios de Estados Unidos que llevan años abogando por el levantamiento del embargo. Esto representa un paso atrás con lo que habían conseguido en la presidencia de Clinton y, el año pasado, en el Congreso, que autorizó la venta de medicinas y alimentos al régimen de La Habana.
Como un eco de la postura de Fidel Castro respecto a la autoridad moral de los países que critican la política cubana sobre derechos humanos,Carter no sólo alabó el fin del embargo y condenó la “falta de democracia en Cuba”, sino que hizo un mea culpa: “Tampoco podemos decir que mi nación es perfecta. Un número de nuestros ciudadanos se halla encarcelado en prisiones, y hay poca duda que la pena de muerte se impone más duramente sobre aquellos que son pobres, negros o se encuentran mentalmente enfermos. Durante más de un cuarto de siglo no hemos logrado garantizar para nuestro pueblo el derecho básico al cuidado universal de la salud. Sin embargo las garantías de las libertades civiles ofrecen a todo ciudadano la oportunidad de cambiar estas leyes”.