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La poco “chévere” declaración de la Cumbre Sudamericana de Naciones

La cumbre realizada en Brasil finalizó con un acuerdo para propuestas integradoras. La atracción se la llevó el mandatario Hugo Chávez, que terminó firmando el texto, pero se explayó en sus críticas a la cita promovida por su par brasileño, Lula da Silva.

Marcada por tensiones y por ausencias importantes, la I Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones concluyó ayer en Brasilia con la aprobación de la “Declaración de Brasilia”, en favor de la integración subcontinental. Las enormes diferencias sobre el modelo que debe seguir la integración salieron a relucir en la Cumbre, que casi naufraga ante la negativa de Venezuela a aprobar una mínima institucionalización del bloque.
La Cumbre Sudamericana no se desarrolló en armonía, sino que estuvo plagada de controversias y tires y aflojes entre los representantes de los países. Uno de los mayores críticos, que puso en vilo la reunión al negarse en un principio a firmar la declaración (que debía ser aprobada por unanimidad), fue el presidente venezolano Hugo Chávez, quien consideró que no se establecían plazos ni fórmulas concretas para la integración. El mandatario venezolano llegó a amenazar con no firmar el documento final, pero luego de una charla personal con el presidente anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva, dio marcha atrás con esa resolución.
Chávez pidió reformular el bloque e incluso el cambio de nombre. Estimó que la Comunidad Sudamericana no debe surgir de la base del Mercosur y la Comunidad Andina, los principales bloques regionales. “Creo, Lula (le dijo al presidente brasileño), que la Comunidad Sudamericana debe trascender el Mercosur, debe trascender la Comunidad Andina, y esas instituciones deben desaparecer. Si no, no estaremos haciendo nada”, y agregó que ni siquiera se había debatido su nombre, y propuso que fuera llamada Unasur, Unión Sudamericana. “No me pidan que aprobemos algo con lo que no estamos de acuerdo. No puedo, Lula, aprobar esa institucionalidad. Creo que estamos comenzando muy mal repitiendo esquemas fracasados”, aseguró. Además, lamentó que no se hubiera formalizado el respaldo a la propuesta que presentó, conjuntamente con el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, para crear una comisión encargada de elaborar “un Plan Estratégico 2005-2010 para la verdadera integración sudamericana”. El canciller brasileño, Celso Amorim, salió al paso de las críticas de Chávez y argumentó que el documento aprobado ayer fue solamente una declaración política, que servirá como base para un debate más amplio y profundo. “Si no tenemos un documento, aunque sea provisional, no podremos iniciar el debate”, dijo el ministro brasileño, quien sostuvo que la declaración política abre camino a la celebración de reuniones multilaterales sobre los temas prácticos reivindicados por el mandatario venezolano.
La Comunidad Sudamericana fue creada el pasado diciembre en Cuzco (Perú) y tiene como espina dorsal los dos grandes bloques regionales: el Mercosur y la Comunidad Andina, además de Chile y los caribeños Guyana y Surinam. De los 12 países integrantes, no asistieron a la cita los mandatarios de Argentina, Colombia, Uruguay, Surinam y Guyana. La “Declaración de Brasilia” adoptada por la Cumbre defiende la creación de un Area de Libre Comercio de Sudamérica y la creación de “mecanismos innovadores” para impulsar el desarrollo de la región. En la agenda prioritaria de la declaración se destaca que las prioridades para la región son el diálogo político, la integración física, el medio ambiente y la integración energética, además de poner énfasis en los mecanismos financieros suramericanos, las asimetrías, las telecomunicaciones y la promoción de la cohesión social, de la inclusión y la justicia social.
El tenso intercambio de opiniones que protagonizaron las delegaciones brasileña y venezolana puso de manifiesto que los doce países miembros, si bien están de acuerdo en reforzar los lazos, los intercambios y la cooperación, están muy lejos de un consenso sobre la fórmula a seguir. El debate mayor se da entre avanzar en lo comercial y económico, o dar prioridad a lo político y lo social, como pretende Chávez. Al abordar el tema social que le había sido encomendado, Chávez se quejó de que “normalmente en estas cumbres le damos un saludo a la bandera en lo social y hacemos agendas sociales, pero casi todo el tiempo las decisiones apuntan a lo económico y a la infraestructura”. Agregó que ello impacta en lo social, pero que se refería a lo social más urgente, y que la Comunidad Sudamericana debería nacer de asumir con más urgencia la emergencia social que viven los pueblos.
Pero las críticas de Chávez no son las únicas que enfrenta la Comunidad Sudamericana, ya que según los analistas políticos brasileños, la institución genera sospechas en muchos países de la región, que consideran la iniciativa como un intento de Brasil de lograr una hegemonía –o, al menos, un protagonismo– en el subcontinente. Además, varios gobiernos sudamericanos opinan que la iniciativa de crear la Comunidad Sudamericana de Naciones es prematura, en momentos en que los mismos bloques subregionales, como el Mercosur y la CAN, encuentran dificultades para consolidarse.

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Hugo Chávez pidió reformular el bloque e incluso cambiarle el nombre.
 
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