Mar 20.12.2005

EL MUNDO  › EL LIDER SOCIALISTA DE BOLIVIA DEFENDIO EL COMERCIO ESTADO A ESTADO

Lula, Kirchner y Chávez, los elegidos

El electo presidente de Bolivia, Evo Morales, dijo ayer que su gobierno mantendrá estrecha correlación y coordinación con los gobiernos de Kirchner, Lula y Chávez. Morales adelantó que “ampliará” el mercado de gas hacia Argentina, aunque dando prioridad a la cobertura del mercado interno y la necesidad de los bolivianos.

› Por Eduardo Febbro
Desde La Paz

Ya entrada la noche, el auto asciende hacia la ciudad de El Alto. A través del sistema de comunicación entre los taxis, una voz de hombre celebra con algarabía el triunfo de Evo Morales. La voz dice “votamos por el cambio y ganó el cambio. Viva el Evo, el hombre de los trabajadores”. Después se escucha una risa, un “Evo” entrecortado, y la voz dice, ahora con ironía: “Siempre y cuando el Evo no se robe el cambio, como Lula lo hizo en Brasil”. Bolivia se despertó con nuevo presidente y sin mucha fiesta, como si la sociedad ya hubiese sabido de antemano que aquello que para muchos parecía un sueño sería una inobjetable realidad. La derecha boliviana se quedó muda, las multinacionales del sector de los hidrocarburos comunican con cautela esperando ver más claro y la Corte Nacional Electoral siguió sin emitir datos definitivos, pero cuatro empresas de encuestas de opinión mantuvieron la cifra de 51,1 por ciento para el líder cocalero. En sus primeras declaraciones como presidente electo, Morales aseveró que su gobierno tendrá “una estrecha correlación y coordinación con el gobierno de Néstor Kirchner” –también mencionó a Lula da Silva y Hugo Chávez– y “mejorará la venta de gas a la Argentina”.
Antes de llegar a La Paz, Evo Morales dijo desde Cochabamba que su gobierno derogará las propiedades que las petroleras tienen sobre el gas natural y aclaró que ello no significaría “expropiar” o “confiscar” los bienes de las transnacionales. El presidente electo manifestó también su deseo de establecer una “estrecha correlación y coordinación” entre su futuro gobierno y los presidentes de Argentina, Brasil y Venezuela. Según el dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS), si bien “es importante tener relaciones con Estados Unidos, es más importante dignificar Latinoamérica”. Morales también adelantó que “ampliará” el mercado de gas hacia Argentina, pero repitió lo que ya había destacado en su campaña: serán prioritarias la cobertura del mercado interno y las necesidades de los bolivianos. “Necesitamos socios, no patrones”, dijo Morales a propósito de la actitud de las multinacionales petroleras. “Si ellos se subordinan a las normas bolivianas, bienvenidos como socios, pero no pueden ser quienes controlen (el sector) como dueños.”
El futuro de las relaciones entre su gobierno y las compañías petroleras quedó bastante claro cuando el dirigente del MAS dijo que aquellas compañías cuyos contratos no se adaptan a la Constitución Política del Estado tienen “un problema” y que ese “problema no es Bolivia”. A propósito de los cultivos de coca, Morales se pronunció “por una lucha efectiva contra el narcotráfico”. Sin embargo, destacó que la política antidrogas no puede estar orientada a “cero coca y cero cocaleros”. Según el líder cocalero, ese criterio “tiene que cambiar”.
“Ni la cocaína ni el narcotráfico son parte de la cultura boliviana, menos de la cultura de los quechuas y aymaras.” Morales restó además credibilidad a las políticas de “certificación” de Washington, cuyo eje consiste en apoyar económicamente a los países que se unan a los Estados Unidos en su política antidroga. Para Evo Morales, ese esquema no ha aportado ninguna solución, tanto más cuanto que esa política “es chantaje de parte del gobierno de Estados Unidos”. Recordando el famoso “nosotros lucharemos contra la coca ilícita y a los Estados Unidos les corresponde luchar contra los bancos”, Morales reiteró que “no es posible que la coca esté despenalizada para la Coca Cola y no para nosotros”.
Más allá de las declaraciones de Morales que ya fijan un rumbo de gobierno, su elección y el caudal de votos que totalizó revelan la existencia de un electorado que mezcló sus orígenes y sus intenciones de voto en la misma urna. Página/12 encontró una familia de la zona sur de La Paz –allí vive la burguesía– en donde la empleada doméstica votó al conservador Tuto Quiroga, el padre de familia a Evo Morales y la madre a la corriente que aún representa al derrocado presidente Sánchez de Lozada. El cliente de un conocido bar de San Miguel, el café Alexander, contaba cómo pasó “tres días intentando convencer a mi mujer de que votara por Evo. Pero no hubo caso. La política se metió en nuestro matrimonio y sé que, como nunca, muchas familias vivieron la misma experiencia”. Todo indica que el fenómeno Evo Morales rompió los clásicos esquemas izquierda y derecha y hasta modificó la percepción de la misma clase media. En El Alto, en cambio, la alegría era masiva. “En el fondo, no hubo ni vencedores ni vencidos. “Creo que por una vez Bolivia fue igual para todos”, decía a este diario Alvaro Martínez, un vendedor de artículos para el hogar. Evo Morales “globalizó” las aspiraciones de una sociedad racial y socialmente mixta que apostó por una misma propuesta. “Antes decíamos ‘Viva El Alto’. Después del domingo, empezamos a poder decir ‘Viva Bolivia’.”

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