EL MUNDO

El ex cocalero es el zar antidroga y el ex prisionero es el jefe militar

Evo Morales aterrizó ayer como jefe de Estado en una base antinarcóticos y designó a un ex cocalero como jefe del tema.

Por Pablo Stefanoni
Desde La Paz


Continuando con los mensajes “fuertes”, el nuevo gobierno socialista presidido por Evo Morales Ayma nombró el viernes por la noche a un cocalero –Felipe Cáceres– como viceministro de Defensa Social (que pasará a llamarse Viceministerio de la Coca y Desarrollo Integral), encargado de la lucha antidrogas. Y, en la mañana de ayer, ante una masiva concentración campesina en el Chapare, el nuevo mandatario anunció una campaña internacional para despenalizar la hoja de coca, comprometió a sus antiguos compañeros a racionalizar su producción “como una forma de lucha antinarcóticos sobre la base de cocaína cero pero sin coca cero” y anunció la posibilidad de exportar coca al norte argentino.

En su sexto día de mandato, Evo Morales se dio el “gusto” y visitó el cuartel de Chimoré, sede de las mismas fuerzas de la Unidad Móvil de Patrullaje Rural (Umopar) que lo detuvieron en la década del ’90 como máximo dirigente cocalero, pero esta vez bajó de un avión como jefe del Estado y de ellos mismos. Más de un “leopardo” –como llaman los campesinos a los militares erradicadores– lo debe haber vivido como una “humillación”: tener que rendir honores militares a quien, durante las últimas dos décadas, fue su principal enemigo. La sensación inversa deben haber sentido los miles de campesinos que esperaban al presidente como un héroe. Y no era para menos: el “perseguido y humillado” volvía a la tierra que lo proyectó a la política y al poder –y a la que no olvidó mencionar en su discurso de asunción– para transformar su propio sueño (de niño llamero y campesino perseguido a Presidente) en el sueño de todos: “vivir bien”. Y en esta conflictiva zona del trópico de Cochabamba vivir bien es poder cultivar coca. Hoy casi toda la coca del Chapare es “excedentaria”, es decir, sobrepasa las 12.000 hectáreas de coca “tradicional” –cultivada en las Yungas de La Paz– que según la ley 1008 cubre la demanda legal: aculliku (masticado), mate y medicamentos. “En nuestro gobierno, compañeras y compañeros, jamás habrá la llamada cero de coca; eso no habrá en el gobierno del MAS”, prosiguió, y anunció una campaña internacional para “sacar a la coca de la lista de sustancias venenosas de las Naciones Unidas”, paso previo para poder industrializarla y exportarla bajo la forma de productos lícitos.

Morales comprometió a los campesinos a garantizar el “control social” para no superar el cato de coca por familia (1600 metros cuadrados), acordado durante la administración de Carlos Mesa, “hasta que un estudio sobre la demanda legal demuestre si queremos más coca”. “Les pido, compañeros, que en esta coyuntura respetemos ese cato de coca”, insistió ante el auditorio para evitar un boom de cultivos que complique las relaciones del nuevo gobierno de izquierda con la administración norteamericana. Asimismo informó sobre la posibilidad de un acuerdo con la Argentina para exportar coca, pues en el norte argentino “no es legal la importación, pero sí el consumo”. “El presidente Néstor Kir-

chner dijo: ‘Ya hay una propuesta de ley para que la exportación de coca hacia la Argentina sea legal’”, prosiguió el mandatario.

Y ayer en esta zona climática y políticamente caliente fue todo fiesta y regocijo.

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Morales pasa revista ayer a las tropas en Chapare.
Imagen: AFP
 
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