Comenzó el primer round entre la Iglesia y el nuevo gobierno de centroizquierda de Romano Prodi. L’Osservatore Romano, el diario oficial del Vaticano, ratificó su posición intransigente contra el aborto y contra todo lo que “debilite el matrimonio tradicional”. El diario criticó a dos ministras italianas por “la desconcertante rapidez con la que hablan de temas particularmente delicados, sobre los cuales es mejor mantener una cierta prudencia”. Esto provocó la respuesta del premier italiano que pidió ayer a sus ministras que se abstengan de dar opiniones sobre temas delicados hasta que no se hayan tomado decisiones sobre ello. Los cuestionamientos del Vaticano coincidieron con el voto de confianza de la Cámara de Diputados al nuevo gobierno, que pone punto final al proceso de investidura que comenzó la semana pasada en el Senado.

El domingo pasado, L’Osservatore Romano afirmó que es necesario mantener “cautela” ante cuestiones “delicadas” como la de la “experimentación” de la píldora RU486, “el fármaco que provoca el aborto y que representaría una alternativa más segura a la interrupción del embarazo practicada con una operación quirúrgica”. En Italia, a diferencia de otros países de la Unión Europea, la venta de esta píldora está prohibida, pero algunos centros médicos, como el hospital Santa Ana de Turín, la utilizan alegando fines “experimentales”, aunque el producto ya se utiliza en Europa y Estados Unidos. La ministra de Salud Livia Turco, una alta figura del partido Democráticos de Izquierda (DS), defendió en una entrevista el uso en Italia de esta píldora. Por su parte, su par en la cartera de Familia, Rosy Bindi, una ex demócrata-cristiana, aseguró que está a favor de la legalización de las uniones libres, tanto heterosexuales como homosexuales, una suerte de introducción de los Pactos Civiles de Solidaridad, como los que existen en Francia.

El papa Benedicto XVI volvió a condenar el sábado la legalización de las uniones civiles y del aborto. El Vaticano no pierde oportunidad para manifestar sus críticas a las reformas que entiende quiere introducir el nuevo gobierno italiano, demostrando que tiene un notable peso en la vida política de la península. En Italia, la “experimentación” con la píldora es en realidad una estrategia legal para poder administrarla, a pesar de haber sido restringida en septiembre pasado por el ex ministro de Sanidad Francesco Storace. Sin embargo, algunos centros médicos anunciaron que cumplirían los requisitos exigidos para los ensayos y continuarían administrándola, lo que ya entonces suscitó las protestas del Vaticano y una fuerte polémica en el país. Según el diario vaticano, se trata de un “homicidio”, y el permitir el uso de la píldora supone “sólo dar a la mujer la posibilidad de elegir el arma”.