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Cuando el pasado empieza a condenar al PRI en México

En un hecho sin precedentes, el ex presidente Luis Echeverría declaró ante la Justicia por su posible responsabilidad en la masacre de Tlatelolco, de 1968.

Ayer se cumplieron dos años del gobierno de Vicente Fox, un hecho histórico si se tiene en cuenta que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) al que derrotó llevaba 71 años ininterrumpidos en el poder. Y ayer también fue un día histórico para el PRI, aunque no por razones que puedan agradarle. El ex presidente Luis Echeverría fue interrogado por la Justicia mexicana por dos masacres ocurridas en 1968 (la de Tlatelolco) y en 1971. Es la primera vez que un ex presidente mexicano se enfrenta a la Justicia –lo cual no deja de ser asombroso, porque hubo ex presidentes con gran prontuario, como Carlos Salinas de Gortari–, y lo hizo en el marco de una investigación sobre aquellas masacres ordenada por el propio Fox. Por eso, no debe extrañar que el PRI haya acusado ayer a Fox de buscar levantar su imagen con este artilugio, ya que sus dos años en el poder no reciben la aprobación general. La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Mary Robinson, que está en México, elogió la investigación.
Echeverría, que tiene 80 años, compareció ante la Fiscalía Especial para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado, un organismo creado por el actual gobierno para investigar las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el pasado en México. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) informó en un documento reciente que desde finales de la década de los 60 y principio de los 70 hay registradas más de 500 personas que desaparecieron luego de que fueran detenidas por organismos de seguridad del Estado. El 2 de octubre de 1968, fecha de la masacre de Tlatelolco, Echeverría era ministro del Interior del gobierno de Díaz Ordaz, y en la masacre de 1971 ya era presidente. Durante años, defensores de los derechos humanos también denunciaron actos de tortura y cientos de “desapariciones forzadas” en el gobierno que siguió al de Echeverría, el de José López Portillo (1976-1982). “Por fin creemos que se está dando un cambio, que estamos en el momento oportuno para pedir un fin a la impunidad”, dijo Dalid Mondaca, una sobreviviente de las masacres de 1968 y 1971.
Ayer, ante cientos de militantes de su Partido Acción Nacional (PAN), Fox encabezó una defensa de su gestión basándose, entre otras cosas, en este juicio. “Encabezo un gobierno sujeto ahora a controles democráticos, la vida política se ha enriquecido con el fortalecimiento del equilibrio de poderes. Otro de los signos que distinguen claramente el antes y el después del cambio es la labor que hemos emprendido por la transparencia y el combate a la corrupción”, declaró. Pero para el PRI no hay duda. “Los que votaron a Fox se sienten defraudados”, señaló el partido en un comunicado. “Hasta ahora en la época de Fox el cambio prometido ha sido solamente una palabra sin contenidos, una palabra cosmética sostenida en el ‘marketing’, que no se ha plasmado en resultados tangibles que mejoren la situación de la ciudadanía que votó por esa oferta.”
Según una encuesta divulgada por el diario Reforma, el 51 por ciento de los entrevistados afirmó que “nada ha cambiado” durante el gobierno de Fox, mientras un 36 por ciento creyó que el país “ha cambiado para bien” y otro 11 por ciento que “ha cambiado para mal”. Según ese estudio, Fox sigue recibiendo el mismo apoyo (41 por ciento) que en mayo del año pasado, si se dieran los mismos candidatos en una elección presidencial, pero en cambio creció bruscamente quienes se desencantaron con el PAN, que bajó 22 puntos entre quienes lo votaron en 2000.

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El canciller Jorge Castañeda besa la mano a Mary Robinson, comisionada de DDHH de la ONU.
La funcionaria elogió la iniciativa del gobierno de Fox de investigar las masacres de 1968 y 1971.
 
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