EL PAíS › SORPRESA EN LA UCR ANTE EL ADELANTAMIENTO DE L0S COMICIOS
Radicales, la resignación y el espanto
Por José Natanson
Sorprendidos, los radicales escucharon ayer el anuncio de adelantamiento electoral con una mezcla de resignación y espanto. Resignación porque se saben espectadores pasivos de un proceso inexorable. Y espanto por los pobres resultados que –admiten– obtendrá su partido. En cualquier caso, la mayoría descarta la posibilidad de un frente con el peronismo –más por la negativa del PJ que por voluntad propia– y ya comienza a pensar en algún nombre que les permita salvar lo que se pueda: el porteño Rodolfo Terragno, el mendocino Roberto Iglesias y el chaqueño Angel Rozas son algunos de los posibles valientes.
Públicamente, los radicales apoyaron con algunas reservas la decisión de Eduardo Duhalde de adelantar los comicios. Al fin y al cabo, venían cuestionando con creciente intensidad las políticas oficiales, por lo que hubiera sido absurdo criticar la salida anticipada.
“Al adelantar las elecciones de apuro y sin consultas, se ve que Duhalde percibe que la situación se está complicando. La transición guiada es poco feliz. Esto es un reconocimiento de que el proceso fracasó”, dijo ayer el jefe del bloque de senadores de la UCR, Carlos Maestro. “Es positivo porque atenúa la incertidumbre”, completó el jefe de la UCR bonaerense, Federico Storani.
En voz baja, en cambio, los principales dirigentes de la UCR reconocían que las próximas elecciones pueden significar un golpe irrecuperable: el colapso de la gestión aliancista, la crisis interna del partido, el desprestigio de sus principales dirigentes –con Raúl Alfonsín a la cabeza– y la aparición de Elisa Carrió como referente de un espacio de centroizquierda podrían dejarlos muy cerca de la extinción.
A pesar de esta realidad, los radicales comenzaron ayer a planificar cómo reducir al máximo los daños. La primera tarea, la más urgente, es elegir un candidato a Presidente: la semana pasada, Terragno fue lanzado con el auspicio del sector que lidera Storani en la provincia y Jesús Rodríguez en la Capital. El objetivo, olvidarse pronto de Fernando de la Rúa y devolverle un tono progresista a la UCR.
No es el único. Angel Rozas no resigna sus aspiraciones, aunque muchos creen que finalmente desistirá para presentarse otra vez en Chaco (para lo cual necesita reformar la Constitución provincial). Y Roberto Iglesias, el joven gobernador de Mendoza que no puede reelegir en su provincia, también busca lanzar su figura a nivel nacional.
Algunos radicales especulaban ayer con la posibilidad de aprovechar las internas abiertas y simultáneas de noviembre para realizar una disputa civilizada que permita instalar a sus candidatos. Es posible, pero también parece absurdo que un partido al borde de la desaparición concentre sus energías en peleas internas.
En el anuncio, Duhalde sólo habló de elecciones presidenciales. Anoche no estaba del todo claro si se elegirían también diputados y senadores, e incluso se hablaba de la posibilidad de renovar totalmente ambas cámaras. Conscientes de su debilidad, los radicales harán todos los esfuerzos para frenar la iniciativa. En principio, su fuerza parlamentaria alcanzaría para abortar los planes de renovación total.
Otra de las ideas consiste en desdoblar al máximo las elecciones. Hoy, la UCR controla siete distritos –Mendoza, Chaco, Catamarca, Chubut, Río Negro, Entre Ríos y Corrientes– cuyos gobernadores tienen disímiles chances de mantenerse en el poder. Como todo indica que la fórmula nacional no aportará votos extra, es muy probable que los mandatarios provinciales convoquen a comicios separados de los presidenciales.
Además, en algunos distritos el radicalismo y el peronismo podrían unificar sus candidaturas, disfrazando de “frentes de unidad nacional” el objetivo de evitar que la crisis de legitimidad acabe con los dos partidos tradicionales. Es una hipótesis que manejan algunos líderes radicales en las provincias del noroeste (donde no hay chances de ganarle al peronismo) y, con menos posibilidades, en Buenos Aires. Igual, parece difícilarticular fórmulas conjuntas a nivel local con candidaturas presidenciales separadas.
“Es un sálvese quien pueda. No hay un claro liderazgo partidario, por lo que cada gobernador va a hacer lo que más convenga a sus intereses. Puede servir a nivel provincial, pero es claro que va a perjudicar la estrategia nacional y al partido”, resumía ayer un alto dirigente de la UCR.