La XIV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (NOAL) comenzó oficialmente ayer en La Habana. A pocas horas del inicio, los temas que acapararán la mayor atención durante la semana ya eran claros: la crisis nuclear iraní, la guerra entre Israel y Hezbolá, el terrorismo y la unidad de los países subdesarrollados para defender sus derechos. La inauguración estuvo signada por la incertidumbre sobre la futura participación del líder cubano Fidel Castro. A pesar de estar recuperándose de una importante operación, el veterano dirigente podría presidir la comitiva de la isla, e incluso reunirse con algunos de los líderes invitados, según había anunciado el domingo su canciller, Felipe Pérez Roque.

La convocatoria de este año fue un éxito. Todos los 118 miembros –Haití y San Cristóbal y Nevis se sumaron ayer– y el único país invitado, la Argentina, enviaron comitivas para participar de la cumbre. Lo más fuerte de la cita comenzará recién el jueves, cuando lleguen figuras como el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y la mayor parte de los mandatarios que participarán de los foros y reuniones. Sin embargo, la comisión política de la NOAL no perdió el tiempo ayer y ya creó un grupo de trabajo para redactar una declaración conjunta, respaldando a Irán en la controversia que mantiene con Estados Unidos y gran parte de Europa. El equipo está presidido por Indonesia, y en él podrán participar todos los países que lo deseen.

El documento resultante estará basado en la declaración que los ministros de los países de la NOAL acordaron en mayo pasado, en Malasia. “Todos los estados tienen derecho a desarrollar la energía atómica con fines pacíficos sin discriminación”, afirmaron en ese entonces, y seguramente confirmarán ahora. La declaración busca repercusión en un momento en que las conversaciones entre Teherán y Europa parecen haberse reanudado, como una última esperanza previa a una nueva escalada del conflicto con la imposición de sanciones económicas y, eventualmente, militares.

La comisión política de la cumbre también debatirá temas calientes como el conflicto palestino-israelí y la guerra de Tel Aviv contra el Líbano. En todos estos conflictos, los ataques sutiles e indirectos a Estados Unidos estarán seguramente presentes. Un ejemplo de esto fue la declaración del canciller cubano en el acto de inauguración. “La Cumbre se reúne cuando se amenaza a otros países no alineados con guerras preventivas y agresiones”, cuestionó Pérez Roque, haciendo referencia a la invasión a Irak en 2003 y a las repetidas amenazas de Washington contra el régimen islámico y Siria, cuyo presidente también llegará esta semana a la isla. Ni la Casa Blanca ni sus dirigentes fueron nombrados por el segundo de Pérez Roque, Abelardo Moreno, cuando afirmó que el terrorismo no debe estar vinculado con una religión, nacionalidad o grupo étnico determinado. Pero no sólo Irán buscará la ayuda de sus compañeros no alineados. El presidente Hugo Chávez aprovechará los días en La Habana para sumar apoyos a su candidatura para un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad. América latina, como las otras regiones del mundo, gozan de un asiento en el órgano más importante de la ONU. Venezuela, que desde el comienzo hizo público su interés por ser el nuevo representante regional, ha chocado con la oposición de la Casa Blanca, que en repetidas ocasiones ha denunciado al régimen bolivariano de Chávez crear inestabilidad entre sus países vecinos. Como en su nacimiento en 1961, el espíritu de la NOAL continúa siendo de oposición y rechazo a las imposiciones de las superpotencias. La única diferencia es que hoy la superpotencia es una sola, rodeada de fuertes amigos que la acompañan, y de fuertes enemigos sin el poder suficiente para enfrentarla.