La liberación de cientos de guerrilleros de las FARC pasó ayer a su segunda etapa. Un primer contingente de 56 insurgentes fue trasladado de la cárcel provisional a la que habían sido llevados el viernes pasado a un centro vacacional en el centro del país en donde comenzarán su reinserción social. Este mismo camino transitarán los otros ciento treinta y tantos rebeldes que ya salieron de sus celdas y esperan dar sus primeros pasos hacia la sociedad civil a final de esta semana. Mientras tanto, el presidente Alvaro Uribe ya oficializó su intención de nombrar al ya excarcelado “canciller” de las FARC, Rodrigo Granda, como representante de la guerrilla en un futuro proceso de paz. El líder rebelde aún no contesta.

A pesar del silencio que rodea a Granda y a la cúpula de las FARC –su último comunicado fue difundido el domingo–, la familia de la secuestrada más famosa de Colombia, la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, se mostró ayer optimista. Su hermana Astrid aseguró que la guerrilla ya habría avalado la mediación de su antiguo canciller. “Lo que se puede deducir es que las FARC sí avalan la liberación de Rodrigo Granda, aunque todavía no hay ningún compromiso”, sostuvo después de reunirse con el presidente francés Nicolas Sarkozy. Aunque falten evidencias, la hermana de la rehén dijo confiar en la opinión de un emisario francés que viene liderando las negociaciones entre París y la cúpula guerrillera. “Ha estado yendo y viniendo varias veces, conoce a las FARC y su opinión es muy importante. Se sabe que las FARC, dentro de sus peticiones, han hecho la de la liberación de Granda”, señaló.

La madre de Ingrid, Yolanda Pulencio, también se mostró esperanzada a partir de la liberación de Granda. “Yo la veo muy positiva. Me devuelve las esperanzas que en ocasiones he perdido. Veo que este hecho es una demostración de interés por parte de las FARC”, aseguró. Pero Pulencio reconoce que no todo se resuelve con la intermediación de Francia y que todavía hay que superar el mayor obstáculo. “La liberación de Ingrid sólo se dará a través de una negociación con el gobierno de Colombia. Desgraciadamente esa negociación tiene que ser con el gobierno de Colombia y no con el gobierno de Francia. Si fuera con Francia ya Ingrid estaría libre desde hace mucho tiempo”, agregó, recordando la tensa relación que desde el principio han mantenido el presidente Uribe y la guerrilla.

Por el momento, el gobierno francés sigue aprovechando su nuevo protagonismo en el conflicto colombiano. Ayer Sarkozy anunció que llevará el caso de Betancourt y de los otros 55 secuestrados canjeables a la cumbre del G-8 que comienza hoy en Alemania. En esta reunión estarán los líderes de los países más ricos del mundo y será la mejor tribuna para darle publicidad al conflicto colombiano y aumentar así la presión internacional contra las FARC.

Mientras los mecanismos diplomáticos se aceitan en Europa, en Colombia todos los ojos estaban puestos en Granda y en su decisión. Ayer el canciller de las FARC seguía recluido en la sede de la Conferencia Episcopal y el gobierno esperaba su respuesta. El que habló, sin embargo, fue su abogado. “Aduciendo razones de Estado, el gobierno le dijo a este señor: usted sale de la cárcel o sale de la cárcel. No sé si fue contra su voluntad, pero la circunstancia cierta y evidente es que el señor Granda no tenía otra opción”, aseguró Miguel Angel González, dejando entrever que la liberación del líder rebelde no suponía su colaboración en un futuro proceso de paz. “El ha manifestado su voluntad y disposición a colaborar sobre la base de que haya una solicitud del grupo para iniciar ese proceso”, agregó. En su último comunicado, la cúpula de las FARC rechazó las excarcelaciones masivas, aunque no mencionó el caso de Granda.