Miércoles, 8 de agosto de 2007 | Hoy
El premier Ismail Haniye, ilegalizado por Al Fatah pero en funciones en la Franja de Gaza, dijo que podría renunciar si eso permite formar un nuevo gobierno de unidad palestino.
Hamas intentó acercar posiciones ayer con Al Fatah. El primer ministro Ismail Haniye –destituido por el presidente Mahmud Abbas, pero todavía en funciones en la Franja de Gaza– aseguró ayer que está dispuesto a dejar el cargo si eso permite reanudar el diálogo entre las dos facciones palestinas. Al mismo tiempo, Ahmed Yussef, uno de sus asesores, dejó entrever que las negociaciones ya habrían comenzado. “Existen esfuerzos locales, así como iniciativas de naciones árabes, pero todo se desarrolla a puertas cerradas”, señaló. Al Fatah negó dicho acercamiento, pero no dijo nada sobre la oferta de Haniye. El partido, que mantiene el control de Cisjordania y goza del apoyo de la comunidad internacional y de Israel, sigue pidiendo que Hamas entregue el control de Gaza y reconozca al nuevo gobierno de emergencia creado por Abbas hace ocho semanas.
Según explicó Yussef, el consejero de Haniye, Rusia habría sido el artífice del acercamiento entre las dos facciones palestinas. La semana pasada, Moscú había anunciado públicamente su apoyo a Abbas y al nuevo gobierno de emergencia. Desde la victoria electoral de Hamas a principios del año pasado y la ruptura entre la Autoridad Palestina y la comunidad internacional, el Kremlin había sido el principal impulsor de un acuerdo que incluyera al movimiento islámico. Por eso, cuando Vladimir Putin anunció su apoyo a Abbas, también lo instó públicamente a reanudar el diálogo. No casualmente, ayer Yussef repitió las palabras del presidente Putin y aseguró que para el ex aliado de Hamas el diálogo es el único camino para reunificar al pueblo palestino. A diferencia de Al Fatah, Moscú no desmintió las palabras del asesor palestino.
A pesar de las dudas, Al Fatah no movió ni un milímetro su postura. “Las dos partes se hundirán en la incomunicación si Hamas persiste en mantener en pie el golpe (de Estado)”, sostuvo el ex primer ministro Ahmed Qurea y miembro del Comité Central del partido, en referencia a la ofensiva militar de junio pasado en la que los islamistas tomaron el control de la Franja en sólo unos días. Qurea también advirtió que la separación de los dos territorios palestinos –Cisjordania y la Franja de Gaza– puede consolidarse y mantenerse en el tiempo sin problemas.
Israel, mientras tanto, agregó más tensión a la ya difícil situación en los territorios palestinos. En un megaoperativo de seguridad, el ejército y la policía israelíes desalojaron a dos familias de colonos que ocupaban varios departamentos en la ciudad de Hebrón, en Cisjordania. Las imágenes recordaban a los grandes desalojos de hace dos años, que conmocionaron y crearon un gran debate en la sociedad israelí. Hebrón es una fuente de permanente tensión entre israelíes y palestinos. Allí viven unos 500 colonos judíos que habitan enclaves fuertemente custodiados entre más de 160 mil palestinos. Los enfrentamientos y los roces entre las dos comunidades son ya parte de la rutina de la ciudad.
Las dos familias judías que fueron desalojadas ayer, a pesar de las manifestaciones de un grupo de ultranacionalistas, habían ocupado unos departamentos en el mercado de Hebrón desde hace algunos meses. El mercado había cerrado en 1994, cuando el grupo extremista israelí Baruch Goldstein atacó a tiros un santuario y mató a 29 palestinos. El operativo no sólo dejó varios heridos leves sino que diez militares, entre ellos dos comandantes, fueron sancionados previamente a breves condenas de prisión al negarse a participar en el desalojo, una actitud que ya se había registrado entre los sectores castrenses en 2005, cuando tuvieron que sacar por la fuerza a unos nueve mil colonos en la Franja de Gaza.
La presencia de Tel Aviv en Cisjordania también se hizo notar ayer cuando la organización de derechos humanos israelí B’Tselem denunció que su país ha instalado 47 nuevos puestos de control y 455 bloqueos en rutas. Según la organización, no son legales. Además dividen al territorio en seis partes, entre las cuales es muy difícil moverse. La atención médica, el transporte público, el comercio y la vida laboral y social de los palestinos se ven fuertemente limitadas, advirtió B’Tselem. El Ministerio de Justicia israelí no respondió a los cuestionamientos sobre la legalidad de la seguridad en Cisjordania. Sólo explicó que los bloqueos y los puestos de control fueron instalados para evitar futuros atentados suicidas contra ciudadanos israelíes. Sin embargo, Cisjordania está dominada por las fuerzas de seguridad de Al Fatah, su nuevo aliado.
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