Martes, 23 de octubre de 2007 | Hoy
Los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán ofrecieron un alto el fuego si Ankara se frena. La desaparición de ocho soldados turcos alimenta el sentimiento de atacar a Irak.
Aumenta la presión en Turquía para lanzar un ataque contra la guerrilla kurda en el norte de Irak. Pese a que los rebeldes ofrecieron ayer un alto el fuego condicional, el gobierno turco seguía enviando tropas a la frontera con armas pesadas en momentos en que el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, visitaba Inglaterra. Mientras se realizaban protestas en distintas ciudades de Turquía a favor de una operación militar contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), varios países condenaron a la insurgencia kurda tras sus últimas acciones. Asimismo, Estados Unidos se comprometió a cooperar con Irak y Turquía para combatir al PKK. Sin embargo, el presidente iraquí se negó a entregar a los rebeldes a Ankara.
“Estamos dispuestos a mantener un alto el fuego si el ejército turco deja de atacar nuestras posiciones, abandona sus proyectos de incursión y se compromete con la paz”, dijo el PKK. La declaración fue publicada en un sitio de Internet de los rebeldes poco después de que el presidente de Irak, Jalal Talabani, llamara al partido kurdo a detener el fuego antes del final de la jornada. Asimismo, el Parlamento kurdo de Irak recomendó a Turquía que, en vez de emplear el terrorismo de Estado contra la población kurda, ofrezca una amnistía general al PKK.
En tanto, el ejército de Ankara confirmó ayer la desaparición de ocho de sus soldados, un día después de una emboscada en la que murieron 12 militares turcos y 34 rebeldes cerca de la frontera con Irak, en la provincia de Hakkari, al sudeste de Turquía. “A pesar de nuestras investigaciones, no se ha podido establecer ningún contacto con los ocho soldados”, indicó un comunicado del Estado Mayor turco.
Si bien Erdogan desde hace tiempo tenía previsto entrevistarse por diversas razones con su homólogo en Inglaterra, Gordon Brown, ayer el visitante se habría centrado en el conflicto que tiene con el PKK. Mientras tanto, desde Kuwait, el ministro turco de Relaciones Exteriores, Ali Babacan, mandó algunas señales de distensión al señalar la importancia de la vía diplomática como forma de negociación para resolver el conflicto, antes de realizar un ataque militar. Sin embargo, Babacan advirtió que las autoridades turcas podrían verse obligadas a emplear otros medios si no se alcanza un resultado.
Lejos de ser mentira la advertencia oficial, ayer se registró un importante traslado de tropas y material bélico por parte de Turquía hacia la frontera, en las provincias de Hakkari y Sirnak, que según los medios de comunicación locales alcanzaría a 150 mil soldados.
Luego de que 200 insurgentes se infiltraran ayer desde territorio iraquí para atacar una patrulla turca, la población de ese país está enojada y quiere acción, informó una fuente de Ankara consultada por Página/12. En un país con fuertes dosis de nacionalismo, el incidente provocó manifestaciones en varias ciudades para condenar la muerte de los soldados y apoyar una incursión militar del gobierno turco en Kurdistán. Asimismo, la mayoría de los partidos opositores se pronunció a favor de un ataque al PKK en el norte de Irak.
Por su parte, el presidente George Bush reafirmó ayer a su homólogo turco, Abdullah Gül, el compromiso de EE.UU. de cooperar con Turquía para combatir a los rebeldes kurdos que se refugian en el norte de Irak, indicó la Casa Blanca. “Estados Unidos continuará presionando a los iraquíes a que reaccionen contra el PKK”, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Gordon Johndroe. Además, la Unión Europea criticó al partido kurdo de izquierda y se solidarizó con Turquía, aunque presionó para que evitara una acción militar desproporcionada.
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