Con la puesta en marcha esta semana del primer radar nacional, destinado al control del tránsito aéreo en el área metropolitana, y la entrada en funcionamiento de cuatro nuevos puestos de última generación en la central de control de Ezeiza en pocos días más, el Gobierno considera que ha neutralizado la crisis de la seguridad aérea. En rigor, donde antes había un solo radar para controlar el área de mayor tránsito aerocomercial del país, en poco tiempo habrá cuatro equipos, incluyendo uno alquilado al reino de España, otro prestado por ese país, y el de construcción nacional.

Si bien el proyecto de radarización estaba en los planes del Ministerio de Defensa, con dos licitaciones en marcha para la compra de radares para el control de la aviación civil, pero un lado, y para la detección de naves irregulares (los de uso militar) por otro, fue la crisis lo que apuró las soluciones, algunas de ellas provisorias, que ya están en marcha. Fue el propio presidente Néstor Kirchner quien dio la orden de alquilar un radar a España para dar garantías a los pasajeros y al personal de líneas aéreas.

La crisis se generó a partir del 1º de marzo último, cuando un rayo dañó el radar del Aeropuerto Internacional de Ezeiza. A partir de entonces, los controladores aéreos comenzaron a separar los vuelos en forma manual, incrementando el tiempo entre partidas y arribos, lo que derivó en importantes demoras.

La situación comenzó a normalizarse en julio, con la llegada desde España de un radar de uso militar, que fue instalado en el Aeropuerto de Morón. Allí están destacados once técnicos españoles (militares y civiles) que estarán durante un año, el tiempo estipulado para el préstamo. Se trata de un equipo con dos radares: uno primario, capaz de detectar vuelos no identificados, y uno secundario, que recibe la información de los vuelos regulares y la vuelca en una pantalla, dando sus coordenadas y altura.

En agosto se agregó el equipo alquilado a España, un radar secundario Indra, que fue instalado en Ezeiza. Este se sumó al viejo equipo, el radar Thales (primario y secundario), que fue reparado y está en funcionamiento. Los dos equipos españoles barren un área de 500 kilómetros a la redonda.

A esos tres radares, a partir del jueves, se sumará un cuarto, construido por la empresa argentina Invap (una sociedad del Estado dependiente de la provincia de Río Negro), que ya se está instalando en la base aérea de Quilmes. “Hay un radar de Invap que está funcionando en el aeropuerto de Bariloche, desde 2004, y fue recientemente homologado por la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI). El de Quilmes es el primero de los diez que el Ministerio de Defensa le compró a Invap, por un total de 60 millones de pesos”, informó el secretario de Planeamiento de esa cartera, Oscar Cuatromo. Otros dos equipos de esa partida serían entregados antes de fin de año: están destinados a los aeropuertos de Santa Rosa (La Pampa) y Neuquén.

“De los cuatro radares que van a estar en funcionamiento en el área, el sistema selecciona al que brinda la mejor imagen y esa información es la que se ve en las pantallas”, explicó a Página/12 el comandante de Regiones Aéreas, brigadier José Alvarez.

La supervisión del tráfico aéreo comercial se complementa con la instalación en el Centro de Control de Area (ACC en la jerga aeronáutica) de Ezeiza, de catorce nuevas terminales, que es donde los controladores reciben la información emitida por los radares. De esas catorce terminales, ya hay instaladas cuatro, que hoy están trabajando a la manera de simuladores (para el entrenamiento de los operadores y la prueba del nuevo sistema), pero que la semana próxima estarán trabajando en duplicado con los viejos equipos Skyland, que luego serán reemplazados, según informó el gerente del Area Seguridad Operacional de la Región Aérea Centro, con sede en Ezeiza. “A estos equipos hay que agregar otros diez, que se instalarán en Córdoba, a un costo total de 100 millones de pesos”, precisó Cuatromo.

El plan de radarización comprende además la compra de cuatro radares de uso militar –la licitación internacional fue ganada por la española Indra–, el primero de los cuales llegaría en diciembre, según estiman en Defensa. “Se trata de radares de pequeño porte, ya que son instrumentos móviles que pueden desarmarse y trasladarse de un punto a otro del país”, indicó a este diario el subsecretario de Asuntos Militares, Germán Montenegro.

Defensa también firmó otro convenio con Invap, para el desarrollo de un prototipo de radar primario 3D (para uso militar) que podría estar terminado en dos años. El convenio es por 100 millones de pesos.

Así como el rayo que dañó el radar de Ezeiza aceleró el proceso de radarización, el mismo hecho –y el impacto de la película Fuerza Aérea Sociedad Anónima– impulsó otro proceso, el de la transferencia del control aéreo del ámbito militar al civil. “Ya está funcionando la Unidad Ejecutora, que está trabajando en la elaboración del decreto de transferencia, con la supervisión de la OACI”, informó Montenegro.

“España hizo este proceso hace tres décadas y demoró unos diez años en hacerse la transferencia. No hubo ningún inconveniente, ya que los militares pasaron a trabajar al ámbito civil con un salario muy superior”, relató a este diario el agregado de Defensa de España en Argentina, coronel del Ejército del Aire Angel Gómez Talavera.