Lunes, 21 de enero de 2008 | Hoy
EL MUNDO › EL PRESIDENTE COLOMBIANO, EN UNA PELEA DIPLOMATICA CONTRA LAS FARC
En un contexto de tensión con Caracas, el mandatario de Colombia llegó a París y vio a los familiares de la rehén más conocida de las FARC. Hoy se reunirá con Sarkozy, quien se opone a un rescate militar. Por su parte, Chávez reaccionó a las críticas de EE.UU.
Por Eduardo Febbro
desde París
El presidente colombiano Alvaro Uribe llegó ayer a París en lo que constituye la primera etapa de una gira europea que lo conducirá a España, Suiza y Bélgica, y cuyo telón de fondo es, para muchos analistas, una suerte de cruzada diplomática contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Uribe será recibido hoy por el presidente francés, Nicolas Sarkozy. El encuentro entre los dos jefes de Estado interviene en un momento óptimo: no sólo Uribe no obstaculizó el proceso iniciado por el presidente venezolano Hugo Chávez para liberar en territorio colombiano a dos rehenes secuestradas por las FARC, Consuelo González y Clara Rojas, sino que además restableció la mediación llevada a cabo conjuntamente por los llamados “países amigos”, Francia, Suiza y España, a fin de obtener la liberación de otros 43 rehenes calificados como políticos.
París estima que el último gesto de Uribe puede entenderse como un gesto de Bogotá destinado a despejar el camino de la puesta en libertad de los otros rehenes luego de las dos liberaciones unilaterales del pasado 10 de enero. Con todo, las concesiones de Uribe parecen detenerse aquí. Antes de partir rumbo a Europa el presidente colombiano aclaró que no cedería ante lo que sigue siendo la principal exigencia de las FARC: la creación de una zona desmilitarizada de 780 kilómetros cuadrados en las localidades de Florida y Pradera. A cambio de ello, Uribe propone una región más estrecha, 150 kilómetros cuadrados, en donde podrían desplegarse observadores internacionales para supervisar el intercambio de los 43 rehenes de las FARC por 500 guerrilleros presos.
Horas después de haber llegado a París, Uribe recibió en la embajada colombiana de la capital francesa a una delegación en la que se encontraba el hijo de la rehén franco-colombiana Ingrid Betancourt, Lorenzo Delloye, y el ex marido de Ingrid y padre de Lorenzo, Fabrice Delloye. Hervé Marro, portavoz del Comité de Apoyo para la liberación de Ingrid Betancourt, declaró: “Alvaro Uribe rehúsa desmilitarizar una zona en nombre de la seguridad de su pueblo. Las FARC, a su vez, mantienen como demanda absoluta la negociación en Pradera y Florida. Nosotros proponemos una negociación en las zonas rurales de Florida y Pradera, sin desmilitarizar la zona, pero con una fuerza internacional de interposición”. El presidente colombiano reiteró que su gobierno había hecho “enormes esfuerzos” en lo referente a los rehenes y los enumeró uno tras otro: “Hemos designado pacificadores nacionales e internacionales, liberamos a 152 miembros de las FARC en respuesta a un pedido del presidente Sarkozy, entre ellos a Rodrigo Granda, aceptamos la zona de encuentro para el intercambio propuesta por la Iglesia Católica, ofrecemos 100 millones de dólares a los terroristas que acepten abandonar sus actividades en el seno de las FARC”.
Uribe también puso el acento en lo que consideró como el primer esfuerzo de su gobierno: haber cambiado de política frente a las FARC porque a él lo eligieron con un programa que consistía en que no se iba a negociar con las FARC. Por último, en diálogo con los familiares, Uribe dijo que el Ejecutivo está buscando una salida para la crisis de los rehenes, pero “con el cuidado de que esto no recrudezca las acciones terroristas contra el pueblo colombiano”.
El mandatario colombiano estuvo un buen momento bajo el fuego cruzado de una pregunta repetitiva: qué pensaba hacer para que Ingrid Betancourt recupere la libertad. Uribe respondió: “No se puede ignorar todo el problema. Hay 700 colombianos secuestrados”. El temor de que el gobierno colombiano decida actuar por la fuerza sigue presente. Varias ONG, entre ellas Amnistía Internacional y la Federación Internacional de Comités Ingrid Betancourt (Ficib), pidieron a Nicolas Sarkozy que dejara bien claro que Francia se opone a esa opción militar. La Ficib también quiere que se ponga el acento en el papel de intermediario que debe desempeñar Hugo Chávez. El comité de apoyo a Betancourt advirtió ayer sobre los riesgos que Uribe hacía pesar en torno de las negociaciones con su política de diabolización de las FARC: “Sería contraproducente; permitiría decir que no quiere, ni puede negociar con el diablo, lo que dejaría la liberación de los rehenes para las calendas griegas”.
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