Martes, 5 de febrero de 2008 | Hoy
El presidente del Senado, Franco Marini, fracasó en el intento de formar un gobierno de transición, tras la caída de Prodi.
Por Laura Lucchini *
desde Milán
Italia irá a las urnas en el mes de abril, después de que el presidente del Senado, Franco Marini, renunciase ayer al mandato de formar gobierno al fracasar su intento de hallar un acuerdo acerca de una reforma de la actual ley electoral. La derecha, compacta, rechazó cualquier tipo de diálogo y exigió elecciones anticipadas “con esta ley electoral”, fuerte por unos sondeos que le atribuyen una ventaja de 10-14 puntos, mientras la centroizquierda pidió hasta el final la reforma del sistema de voto. Frente a las frustradas consultas, al presidente Giorgio Napolitano no le queda otra opción que la de disolver las Cámaras.
Después de las dimisiones del primer ministro Romano Prodi, Franco Marini había sido encargado la semana pasada de “verificar las posibilidades de consenso acerca de un preciso proyecto de reforma de la ley electoral”, según comunicó entonces el presidente Napolitano. No sirvió el llamamiento de la patronal, los comerciantes y la Iglesia católica, que pedían “un gesto de responsabilidad” a los partidos para que encontraran un acuerdo acerca de la reforma. La última palabra la tenía Silvio Berlusconi, como líder de la coalición de centroderecha y ayer, tras la muerte de su madre en el fin de semana, reiteró su sentencia: “Elecciones anticipadas”.
Italia se prepara a votar en abril (las fechas posibles serían el 6-7 o el 13-14, pues según la Constitución italiana no pueden pasar más de 70 días sin un nuevo Parlamento) con un sistema de voto muy discutido, aprobado en vísperas de los pasados comicios (2006) por el mismo Berlusconi y en el que se combinan sistema proporcional y mayoritario. Los analistas indican que fue este sistema la principal causa de la inestabilidad del gobierno de Romano Prodi, ya que atribuye importancia fundamental a las pequeñas agrupaciones que apoyan a los grandes partidos, con dos efectos: por un lado, la formación de coaliciones variopintas en las que conviven almas contrastantes; por el otro, la posibilidad de que un partido que cuenta con tan sólo el 2 por ciento de los votos hunda el gobierno al retirar su apoyo (como sucedió hace tres semanas con el partido democristiano Udeur).
“Hace falta un gobierno que esté inmediatamente operativo –dijo Berlusconi–; es una lástima que se considere el voto como un salto en el vacío. Pero es el momento más noble de una democracia”, aseguró.
Mientras la coalición de centroderecha se presentará unida alrededor del Cavaliere a las elecciones, la izquierda estará dividida. El Partido Democrático (PD) de Walter Veltroni se presentará solo, aunque el actual sistema de votos lo penalice. “El gobierno de Prodi no ha resistido porque su coalición era demasiado heterogénea –explicó Roberto Toscani, portavoz del PD. Por esto vamos a presentar un programa muy claro, en quince puntos, y los partidos que nos quieran apoyar podrán hacerlo”, dijo. A pesar de los sondeos que dan a Berlusconi como favorito, el PD apunta a la victoria; de no ser así, se prepara para una “oposición fuerte”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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