EL MUNDO › EL JEFE DE INSPECCIONES DE LA ONU DIO SU APOYO A EE.UU.
Todos contentos con una nueva resolución
Estados Unidos se anotó un punto ayer cuando el jefe de los inspectores de la ONU, el sueco Hans Blix, dio luz verde a la solicitud de Washington de una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU con respecto al desarme a Irak, al señalar que “una resolución de este tipo sería útil, y un número creciente de miembros del Consejo de Seguridad llegaron a esta conclusión”, tras reunirse con el secretario de Estado, Colin Powell, la consejera del presidente Bush para la seguridad interna, Condoleezza Rice, y el secretario adjunto de Defensa, Paul Wolfowitz. Pero el proyecto estadounidense-británico no cuenta con suficientes votos de los miembros con facultad de veto del Consejo de Seguridad, en caso de llevarlo a votación. Desde otra arista, el Senado estadounidense comenzó a discutir la posibilidad de darle al presidente George W. Bush la autoridad necesaria para recurrir a una acción contra Irak y el propio Bush retoca un discurso televisado que dará el lunes en el que se prevé una mayor dureza oratoria respecto del régimen de Saddam Hussein.
“El viaje de los inspectores de armas a Irak deberá esperar una resolución de la ONU que establezca las condiciones en que se deben realizar esas tareas”, enfatizó ayer el jefe de inspectores de armas del organismo mundial, Hans Blix. Powell, por su parte, se manifestó complacido de estar más cerca de lograr que las inspecciones se realicen sin ningún tipo de restricción. El secretario de Estado subrayó que los inspectores de armas coincidieron en que “serían útiles” resoluciones más enérgicas del Consejo de Seguridad de la ONU y añadió que confía en que se resuelvan las discrepancias con Rusia y Francia. Con esto queda aventado el principal temor de la Casa Blanca: que los inspectores viajaran a Irak sin una resolución dura que los autorice a hacer inspecciones rigurosas. Pero el proyecto que propugna la Casa Blanca carece del apoyo de los otros tres miembros permanentes del consejo (Francia, Rusia y China) que también tienen derecho a veto. Rusia mantuvo su postura: las resoluciones ya aprobadas son “suficientes”, según Yuri Fedotov, viceministro de Relaciones Exteriores. “Aprobar una resolución cuyas exigencias sobrepasen los límites de las ya existentes no tiene sentido”, agregó.
Bush hablará el lunes sobre la crisis iraquí en una intervención televisada con miras al debate en el Congreso estadounidense sobre si autorizar o no al presidente, y bajo qué condiciones, a atacar Irak. Después que la semana pasada se pactara un apoyo cuidadosamente condicionado con los líderes demócratas y republicanos de la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, el Senado, controlado por la oposición demócrata, inició un debate sobre el mismo tema. Los senadores van a reunirse de nuevo el martes para ponerse de acuerdo sobre el texto de una resolución. Todo esto se produce con el telón de fondo de las elecciones legislativas del 5 de noviembre, motivo por el cual el camino a seguir por la Cámara alta seguramente acompañará el espíritu de la decisión tomada por los representantes: dar un apoyo de principio al presidente –para evitar la acusación de antipatriotismo– pero fraseado de un modo que todavía permita a sus firmantes cláusulas de escape que eviten dar un cheque en blanco a Bush.