EL MUNDO • SUBNOTA › EL PRESIDENTE FRANCéS, NICOLAS SARKOZY, PRONUNCIó LA ALENTADORA FRASE
Sarkozy modificó la etapa final de su gira por Medio Oriente y volvió a El Cairo. Su par egipcio, Mubarak, invitó a “israelíes y palestinos a una reunión urgente” para negociar los acuerdos y las garantías que pongan fin a la escalada.
› Por Eduardo Febbro
Desde París
Un mar de sangre y una perspectiva de corredor hacia un alto el fuego. El único que parecía ayer creer aún en la eventualidad de un principio de apaciguamiento en el conflicto israelí-palestino es Nicolas Sarkozy. El presidente francés modificó la etapa final de su periplo por Medio Oriente y, tras visitar Siria y el Líbano, volvió anoche a Egipto en vez de regresar a París. Fue también Sarkozy quien, por primera vez en estos once días de atrocidades, pronunció las primeras palabras alentadoras. Según dijo el mandatario francés, un acuerdo para poner fin a la violencia “no está lejos”. Por ello, Sarkozy decidió prolongar su gira diplomática para verse nuevamente con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, porque, según sus palabras, “existe una esperanza”. Esa esperanza desembocó en una iniciativa conjunta franco-egipcia. En el curso de una conferencia de prensa en Charm-el-Cheikh (Mar Rojo), Mubarak invitó a “israelíes y palestinos a una reunión urgente” a fin de negociar “los acuerdos y las garantías que pongan fin a la escalada”.
Detrás de esa invitación se esconde una concesión mayor. Sarkozy convenció a Mubarak de que convocara a Israel a discutir “sin demoras” en Egipto acerca de la seguridad en la frontera entre Egipto y el territorio palestino de Gaza. Se trata también de la posibilidad de desplegar una misión internacional de supervisión en esa frontera para poner fin al tráfico de armas hacia Gaza a través de los túneles cavados a lo largo del famoso “corredor de Philadelphie”, que marca el límite entre los dos territorios. “Tengo elementos muy precisos que me permiten decir que una delegación israelí encontrará una delegación egipcia sin demora para hablar de esta cuestión de seguridad”, dijo Sarkozy. El mandatario francés consiguió así algo que parecía imposible: que Mubarak hablara con los israelíes y que se comprometiera a tornar “impermeable” el corredor de Philadelphie. Esa fue una de las garantías impuestas por el primer ministro israelí, Ehud Olmert.
El presidente francés se mostró anoche muy optimista y comentó que Olmert “no tardará en reaccionar”. Sarkozy también adelantó que tenía esperanzas de que “la reacción de las autoridades israelíes permitirá contemplar el fin de la operación que lanzaron en Gaza”. La presidencia francesa hablaba anoche no ya de un simple alto el fuego, sino de un “retiro” israelí de Gaza. La mismas fuentes revelaron también que Sarkozy ya evocó esta cuestión con el jefe de gobierno israelí y que, en principio, éste estaría de acuerdo siempre y cuando el Consejo de Seguridad de la ONU, actualmente presidido por Francia, deje para otro momento el examen de una resolución sobre Gaza. “Israel es hostil a toda declaración que ponga en el mismo plano a Israel con Hamas”, comentó la presidencia francesa. París evocaba anoche una solución global que “no humilla a nadie” porque, a su manera, todos saldrían ganando: Israel con la seguridad en sus fronteras, los habitantes de Gaza con el fin de los bombardeos y la apertura de los pasos fronterizos.
Fuentes palestinas confirmaron que una delegación de Hamas estaba negociando desde hacía varios días en Egipto una tregua con Israel. El principal objetivo de la iniciativa impulsada por París y El Cairo es hacer cesar los combates por un período determinado para que se puedan crear corredores por donde pase la ayuda humanitaria. El presiente francés recalcó que “un alto el fuego no es suficiente”. Cabe agregar también que Mubarak invitó a las facciones palestinas, Hamas y Fatah concretamente, a viajar a El Cairo para entablar el proceso de reconciliación. “Lo que se necesita simplemente es que una de las partes comience a hacer cosas en la dirección correcta”, aclaró Sarkozy. El presidente francés, pese a la ofensiva terrestre activada por Israel, mantuvo en pie su viaje a la región. Antes de llegar a Egipto, Sarkozy pasó por el Líbano y previamente se reunió en Damasco con el presidente sirio, Bashar-al-Assad, a quien le pidió que hiciera presión sobre el grupo Hamas a fin de que vuelva a la “razón, a la paz, a la reconciliación”. “Siria debería ayudarnos a convencer a Hamas para elegir la voz de la razón”, dijo el mandatario en Damasco. Sarkozy consideró que “la violencia debe terminar lo antes posible”, también impugnó los ataques israelíes y lo que calificó como el “inaceptable” lanzamiento de cohetes desde Gaza. Assad le respondió diciendo que Gaza se había convertido en “una gran prisión”, ya que a la población palestina de esa localidad sólo le quedaban dos alternativas: “morir lentamente” a raíz del bloqueo o “morir inmediatamente” por los incesantes bombardeos que martirizan a la población civil.
Sarkozy es el artesano del retorno de Siria al primer plano de la escena internacional y cuenta con Damasco para convencer al jefe político de Hamas, Khaled Mechaal, de que haga un gesto (Mechaal reside en Siria). Si los pasos del plan franco-egipcio se confirman en lo real, el empeño de Sarkozy habrá abierto una brecha en el muro de bombas que caen sobre Gaza desde hace doce días.
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