EL MUNDO • SUBNOTA › OPINIóN
› Por Mercedes López San Miguel
Al undécimo día de la guerra, Obama habló. Las contadas palabras que le dedicó a la actual coyuntura no lograron romper el hermetismo que le critican los medios estadounidenses y del mundo desde que comenzó la ofensiva israelí en Gaza. Esos medios recuerdan, por ejemplo, que Obama no dudó en hablar tras los atentados de radicales islamistas perpetuados en Bombay a fines de noviembre.
La semana pasada, mientras Israel bombardeaba Gaza, Obama disfrutaba en Hawai de sus últimas vacaciones antes de asumir y no hacía declaraciones. Anteayer llegó a Washington para ocuparse de los preparativos para la toma de mando y el adelanto del programa de estímulo económico.
Pero mostrarse insensible a la obscena cifra de muertos palestinos (al menos 660) bien podía opacar la ceremonia de investidura el 20 de enero. Entonces habló.
Sin embargo, lo único que dejó en claro Obama en su corto parlamento de ayer es que a partir del día que asume como presidente de Estados Unidos, su administración tendrá una política activa en Medio Oriente. “Después del día 20 tendré mucho que decir sobre este tema y voy a cumplir con lo que dije en la campaña. Estados Unidos tiene un presidente a la vez.” Luego dijo lo que quería decir: que siente una profunda preocupación por las muertes de civiles en Gaza e Israel.
Respecto de las promesas electorales sobre Medio Oriente que Obama dijo que iba a cumplir, el presidente electo no entró en detalles. “Mantengo mi compromiso de impulsar el proceso de paz. Pienso que es lo correcto no sólo para los pueblos de la región sino también para la seguridad nacional de los estadounidenses y la estabilidad, que resulta tan importante para nuestro país.”
A la vista de los acontecimientos, Israel aprovechó los últimos días de su firme aliado George Bush para embarcarse en una lucha a fondo contra Hamas.
Hace un mes, académicos israelíes y palestinos le decían a esta cronista que el cambio de signo político en Estados Unidos, sumado a las elecciones en Israel (del 10 de febrero) y el fin del mandato del presidente de la Autoridad Palestina (9 de enero) alimentaban las expectativas de paz entre israelíes y palestinos.
Lo que no llegaron a advertir es que existía un tiempo en el medio para lanzar una feroz ofensiva que se sabe cuándo empieza, pero no cuándo termina. Para Obama, se viene el momento de tomar firmes decisiones ante los reclamos y presiones de su base electoral y de la comunidad internacional.
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