EL MUNDO
En el corazón de la pobreza
Itinga, el pueblo de la región semiárida rural elegido por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para terminar un recorrido de dos días por las regiones más pobres del país, se vistió de fiesta ayer para recibir la primera visita de un mandatario, con una alegría que, sin embargo, no conseguía esconder la miseria. “En las regiones más pobres de Brasil es donde nosotros definiremos las prioridades, porque es el pueblo pobre el que necesita del gobierno, no el rico”, dijo el presidente, que fue aclamado por unas 7000 personas en el pueblo, en pleno Valle del Jequitinhonha, conocido también como “el Valle de la Miseria”. “Lula, gracias por sentir el dolor de nuestro pueblo”, señalaba un gran cartel en la iglesia del lugar. Por las calles semiempedradas y de tierra, lustradas en las últimas horas, circulaban flacas gallinas y cerdos y un gran número de niños correteaban descalzos. El 28 por ciento de los hogares no tiene ingresos y el 55,8 por ciento recibe menos de un salario mínimo por mes (poco más de 60 dólares), ya que prácticamente las únicas fuentes económicas son los organismos públicos y los subsidios, en este pueblo de cerca de 14.000 habitantes. Con su visita, Lula cumplió la promesa de volver que hizo a este pueblo en 1993, cuando lideró una caravana para mapear la miseria del país. También cumplió el anuncio que hizo a sus ministros antes de asumir el poder: que los llevaría a conocer con sus propios ojos la pobreza que promete combatir.