EL MUNDO › INFORMACIONES CONFUSAS EN EL GOBIERNO IRAQUI
Vamos ganando pero perdemos
Por Francisco Peregil *
Desde Bagdad
Desde el hotel Sheraton y el Palestine se pudo apreciar cómo dos cañones antiaéreos disparaban contra la aviación estadounidense, y cómo ambos cañones fueron alcanzados a las dos horas. Las brasas de los despojos ardieron durante media ahora. Desde un lado del río Tigris, los periodistas pudieron narrar en directo cómo en la otra orilla unos veinte agentes de la Guardia republicana se rendía tendidos en el suelo, se zambullían en el río para escapar a nado o salían corriendo ante la presencia de los soldados estadounidenses que bajaban encorvados de varios carros blindados apuntando con sus rifles en todas direcciones.
La acción se desarrolló en una hora de la mañana en que aún se veía nítidamente. A partir de las nueve, una espesa capa de humo, niebla y polvo cubrió la ciudad y volvía a oscurecer la visión del otro lado del río. Pero para cuando la luz se volvió nebulosa y difusa, los americanos, que habían golpeado duro, parecían haberse marchado de los lugares asaltados. A las nueve y media de la mañana los tiros se volvieron cada vez más esporádicos. Y a las diez y media, el ministro de Información, Mohamed Said Al Sahaf, improvisó una conferencia de prensa en una terraza del hotel Palestina, a apenas medio kilómetro de donde se había desarrollado la incursión. “Los mercenarios han sido rechazados y han emprendido la huida –declaró el ministro–. Pueden ustedes comprobarlo con sus propios ojos”.
A las once aproximadamente los periodistas se introdujeron en dos autobuses que les llevó por las calles más céntricas. La vuelta dejó ver un centro de la ciudad tomado por soldados armados de lanzacohetes. Saludaban con sus armas en alto o alzando los dos dedos de la victoria, pero todo parecía impregnado de un carácter provisional, como un intermedio en mitad de las escenas más decisivas. En un momento dado el autobús tubo que acelerar la marcha cuando se escucharon varios tiros en mitad de una calle. Las aceras tenían un aspecto mucho más desolado que los días anteriores. El paseo en autobús dejó un sentido de frustración en algunos periodistas. Un reportero japonés le espetó a uno de los responsables de información:
–¿Y esto es todo lo que hay que ver? ¿Por qué no vamos al barrio de Dora?
–Porque en ese barrio hay ahora mismo una batalla.
–Por eso mismo queremos ir ahí. Somos periodistas.
Después de la vuelta en autobús, por segundo día, siete flamantes coches blancos de policías se pasearon delante de los hoteles Sheraton y Palestine disparando al cielo y coreando cánticos de apoyo a Saddam mientras daban tiempo a los cámaras y fotógrafos a que buscaran los mejores planos.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.