EL MUNDO › TOMMY FRANKS, JEFE DEL CENTCOM
El hombre sin atributos
Es el jefe del Comando Central norteamericano (Centcom), desde donde dirigió a las fuerzas estadounidenses en Irak. Pero también está a cargo de las operaciones militares que Estados Unidos realiza en 25 países. Se crió en Midland, una desértica y aislada ciudad texana que la familia Bush luego transformó en un emporio del petróleo. Ahora, la gente de Midland se jacta de tener más millonarios per cápita que cualquier otra ciudad norteamericana. La esposa de Bush fue al mismo secundario que Franks, pero los parecidos con los Bush terminan ahí. El presidente estadounidense estudió en Yale y se metió en la Guardia Nacional para no ir a Vietnam. Franks fue a una universidad estatal –le iba mal y abandonó en segundo año– y peleó en Vietnam, donde lo hirieron tres veces y recibió varias condecoraciones.
En 1976 entró al Pentágono como inspector general del ejército. Comandó fuerzas norteamericanas en Alemania Occidental y Corea del Sur. En la primera guerra del Golfo sirvió en la Primera División de Caballería y en el 2000 fue designado comandante en jefe del Comando Central norteamericano. Un año después dirigió las fuerzas norteamericanas en Afganistán. El año pasado, el Pentágono empezó a investigarlo porque su esposa Cathryn viajó en aviones militares sin pagar un centavo y estuvo en conversaciones donde se discutió información militar secreta. El secretario de Defensa Donald Rumsfeld salió a apoyarlo diciendo que esas investigaciones son habituales en el Departamento de Defensa. “Tenemos mucha suerte en tenerlo como comandante”, dijo. Afganistán se peleó con operaciones no convencionales que combinaron ataques aéreos y fuerzas de elite. Y así es como Rumsfeld quiso pelear en Irak, sin engorrosos y anticuados despliegues de artillería. Los que critican a Franks dicen que es un tipo demasiado común. “No tiene imaginación y es muy tímido”, dijo el ex jefe de las Fuerzas Especiales de la CIA, Michael Vickers. Y los que directamente dicen que es un idiota admiten que sus pocas luces fueron ideales para los planes de Rumsfeld. Si un hombre como Powell –un estratega militar ególatra– hubiera estado al frente del Comando Central, durante la guerra probablemente hubiera intentado socavar la posición de Rumsfeld en el gobierno. El mismo secretario de Defensa dijo que la oposición contra él no venía del Comando Central. Y los errores de Franks como el escándalo de su esposa y los que cometió en Afganistán –que Bin Laden se haya escapado de Tora Bora fue el más grave– no hacen más que atarlo a Rumsfeld, que lo dirige y lo protege. En el ‘91, el locuaz general Norman Schwarzkopf, por entonces jefe del Centcom, alimentaba a las cámaras de la CNN con extensas apariciones durante los 39 días que duró la guerra del Golfo. En cambio, Franks odia hablar con la prensa: en Afganistán se encerró en el cuartel general del Centcom y dejó que Rumsfeld lidiara con los medios. “Tommy Franks no es Norman Schwarkopf”, dijo en tercera persona semanas antes del comienzo de la reciente guerra en Irak. “O viceversa”, se apuró a decir Rumsfeld para suavizar su habitual tosquedad.
Algunos colegas del Ejército dicen que tiene sentido del humor y que putea mucho. Franks prefiere definirse como un “obrero militar” al que le gusta tomar margaritas. Su frase favorita es “nadie odia a la guerra más que un soldado”. También tiene una moraleja que heredó de sus padres: “Nunca compres un Rolex con tarjeta de crédito. En la vida hay ciertas cosas que uno debe pagar en efectivo”. Y tiene un libro de cabecera, quizás el único que leyó en su vida. “Era sobre Julio César. Decía que era un general. Dio largos discursos. Lo mataron”, fue todo su comentario cuando en una conferencia de prensa le preguntaron por qué se niega a hablar con los medios. “Le gusta inventar palabras. Es el showman de la casa”, dijo su hija Jackie a la cadena ABC. “Su favorita es unterobergingas”, dijo sin aclarar su significado. Jackie le dio dos nietas que le dicen “Pooh”, por el osito Winnie the Pooh. “Los nietos te enseñan muchas cosas que te perdiste cuando sus padres estaban creciendo”, dijo Franks en una entrevista con la revista Esquire.