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El Pentágono negó ayer que exagerara las informaciones de los servicios de inteligencia sobre las armas de destrucción masiva en poder de Irak. La desmentida se produjo tras sucesivas informaciones en los medios de prensa norteamericanos que coincidieron en señalar que el Departamento de Defensa “engordó” deliberadamente los informes de la CIA y otras agencias sobre lo que ocurría. El encargado de dar la cara fue el secretario adjunto de Defensa, Douglas Feith, quien señaló que es tiempo de “enterrar algunas historias que han estado circulando sobre el Departamento de Defensa que no son verdad y empiezan a convertirse en leyendas urbanas”. La propia CIA, según informó ayer el diario local The New York Times, está analizando si calculó mal el alcance real de la amenaza que representaban los programas armamentísticos de Irak. El presidente de la Comisión de Inteligencia del Senado, el republicano Pat Robertson, manifestó que “no hemos descartado en absoluto celebrar audiencias”. Como las armas aún no aparecen, los primeros miembros de un equipo de 1300 especialistas estadounidenses encargados de ubicar el arsenal llegaron ayer Irak. Se da por descontado que EE.UU., al revés de lo que hizo con los inspectores de la ONU, esta vez les dará tiempo.