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La Hoja de Ruta lleva sin escalas a la confrontación

Hamas, las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa y el Frente Popular para la Liberación de Palestina rompieron lanzas ayer con el plan de paz favorecido por EE.UU.

El compromiso del premier palestino Mahmud Abbas con su par israelí Ariel Sharon de controlar las facciones extremistas palestinas de cara a la implementación de la Hoja de Ruta está encontrando sus primeros obstáculos serios. El Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) suspendió ayer todo contacto con Abbas, lo que amenaza el desarrollo del plan de paz acordado con Israel –con la participación de Estados Unidos– en Aqaba (Jordania) este miércoles. Las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, afiliadas a la organización Fatah de Yasser Arafat, dijeron que no se plegarían a ningún alto el fuego mientras su presidente permaneciera recluido. Y el Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG), con sede en Damasco, reivindicó un ataque contra el asentamiento judío de Gush Jatif. La Casa Blanca dijo que continuará trabajando para lograr poner fin a la violencia en Medio Oriente a pesar del anuncio del Hamas. Y un equipo de 13 observadores estadounidenses llegará mañana a la región para supervisar la aplicación del plan de paz.
“Abu Mazen (nombre de guerra de Abbas) hizo concesiones inaceptables al comprometerse a algunas cosas que ni Hamas ni el pueblo palestino pueden aceptar”, dijo Abdel Aziz Rantisi, portavoz de Hamas en Gaza. Abbas pidió en la cumbre con Israel y Estados Unidos el cese de la lucha armada por parte de los palestinos. El premier trata de alcanzar desde hace semanas un alto el fuego con Hamas para que esta organización cese los atentados contra objetivos israelíes y conceda una oportunidad a la Hoja de Ruta, el plan de paz para Medio Oriente. No obstante, Rantisi consideró que tras el discurso que dio en Aqaba, “fue Abu Mazen mismo quien interrumpió el diálogo (con nosotros)”. Según Hamas el premier palestino “no nos representa y lo único que hizo es ceder a los derechos palestinos”. En su discurso en la Cumbre de Aqaba, Abbas llamó al fin de “la ocupación (israelí) de 1967 (en la Franja de Gaza y Cisjordania) que ha causado tanto sufrimiento para los palestinos” y expresó su reconocimiento al “sufrimiento de los judíos a lo largo de la Historia”. Abbas prometió cesar la violencia, mientras que Sharon se comprometió a desmontar las colonias ilegales en Cisjordania y Gaza. Pero la muerte, anteanoche, de dos supuestos militantes de Hamas en una invasión del ejército israelí en la aldea de A-Til, en el distrito de Tulkarem, fue calificada por Nabil Abu Rudeina, principal asesor del presidente palestino, Yasser Arafat, de “asesinato premeditado” que contribuye a que las facciones armadas desconfíen de las intenciones de los israelíes. Por su parte, Israel sostuvo que la redada se debió a informaciones sobre que las dos víctimas, y una tercera que resultó herida, planeaban llevar a cabo un atentado suicida de forma inminente.
En un comunicado enviado a agencias de noticias en Beirut, la organización radical FPLP afirmó que “las fuerzas del mártir Yihad Yibril lanzaron cuatro morteros contra el asentamiento de Gush Jatif y alcanzaron su objetivo”. Estados Unidos, principal interesado en pacificar las relaciones entre israelíes y palestinos, presiona a Damasco para que desarticule a las organizaciones radicales que operan desde Siria. El presidente norteamericano, George W. Bush, se reunió el martes con cinco dirigentes árabes en la localidad egipcia de Charm el Cheij y el miércoles con Sharon y Abbas en Aqaba para reactivar el proceso de paz.
Más de 6000 palestinos se manifestaron ayer en la Franja de Gaza convocados por el movimiento Hamas para proclamar su rechazo a la cumbre tripartita. Casi 5000 personas protestaron en el campo de refugiados de Nusseirat después de la oración del viernes, enarbolando banderas palestinas y del Hamas. Llevaban pancartas con lemas como “¡No a las cumbres (de Charm el Cheij y Aqaba) que consagraron la expoliación de nuestros derechos históricos!” y “La resistencia continuará hasta el final de la ocupación!”. Los manifestantes, hostiles a esas cumbres y a Abbas, se dispersaron sin incidentes. Además, más de 1000 palestinos se manifestaron en Rafah, en el sur de la franja de Gaza, y llamaron a proseguir los atentados antiisraelíes. Cientos de miembros del Hamas secongregaron en el campo de refugiados de Jabaliya y pronunciaron discursos rechazando los resultados de las dos cumbres.
Pero quizás el dato más preocupante sea la reacción de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa a los resultados de la cumbre de Aqaba. Porque son la organización guerrillera más próxima a Yasser Arafat. Y no sólo pidieron por la libertad de su líder como condición para su acatamiento de un alto el fuego, sino también la retirada israelí incondicional de toda Cisjordania y Gaza y el derecho del retorno de los refugiados palestinos a lo que hoy es Israel, lo que en 2000 determinó la ruptura de las negociaciones. Y detrás de esto se ve la mano de Arafat, políticamente mucho más poderosa que la de Abbas.

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