- Almuerzo. Luego del rezo del Angelus, el papa Francisco almorzó con los jóvenes que hacen de traductores en la Jornada Mundial de la Juventud. El argentino Marcelo Galeano, un entrerriano de 23 años, fue uno de los que contó luego la experiencia. Por ejemplo, contó que cuando se sentaron a comer el ambiente estaba silencioso. “¿Por qué están tan callados?”, les preguntó Francisco. “Santo Padre, es que no todos los días almorzamos con el Papa”, le dijo él. Se rieron y luego se fueron soltando. El Papa les dijo que podrían preguntar lo que quisieran y que también le expresaran si no estaban de acuerdo con algo que él dijera. Terminaron rezando un Ave María, cada uno en su idioma, y les regaló un rosario y una medalla.

- Problemas. Los 69 periodistas que viajaron desde el Vaticano junto al Papa en el avión de Alitalia tienen la posibilidad de acceder a todas sus actividades –el resto debe acreditarse para cada acto y esperar que haya lugar– y se movilizan en dos ómnibus con escolta. Para eso pagaron por el viaje 5600 euros, aunque parece que los errores de organización también les juegan en contra y no en todos los medios están conformes con la inversión. “Mi jefe no está contento, pagamos mucho por este viaje”, comentaba una periodista británica a O Globo, luego de que no pudiera acceder a una de las actividades papales.

- Protesta. Convocadas por Facebook, algunos cientos de personas protestaron ayer en el centro de San Pablo por la “represión policial” ocurrida en Río de Janeiro por la visita del Papa y por los gastos oficiales en la organización de la Jornada Mundial de la Juventud. Entre otras cosas, reclamaban por la desaparición de un hombre luego de una acción policial en la favela Rocinha. “Cabral es un dictador” y “Fuera Cabral”, corearon los manifestantes en referencia al gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral. La protesta por la avenida Paulista terminó en destrozos de algunos locales. También estaban convocadas manifestaciones en otras ciudades como Belo Horizonte, Salvador y Florianópolis.