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Europa, EE.UU. y la Unión Africana condenaron ayer la represión del gobierno de facto de Egipto contra manifestantes opositores, que dejó varios centenares de muertos.

“Estados Unidos condena fuertemente el uso de la violencia contra manifestantes”, dijo el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, en una declaración leída ante la prensa en Martha’s Vineyard, donde el presidente Barack Obama pasa una semana de vacaciones. También el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, compareció públicamente para condenar la “deplorable” violencia registrada en el país norafricano, que consideró un “grave golpe a la reconciliación” del país.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lamentó que el gobierno de facto “haya elegido usar la fuerza para responder a las manifestaciones”. En el mismo sentido, la Unión Europea (UE) deploró los sangrientos hechos e instó “a las fuerzas de seguridad a ejercer la mayor contención y a los ciudadanos egipcios a evitar más provocaciones y una escalada” de la tensión.

La OTAN también pidió a todas las partes en Egipto que se abstengan del uso de la fuerza y trabajen por reestablecer el proceso político en el país. Pero para el jefe del gobierno turco, Recep Tayyip Erdogan, “el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la Liga Arabe deben encabezar la comunidad internacional y moverse para finalizar de inmediato esta masacre”. Desde Europa, el primer ministro británico, David Cameron, aseguró que “la violencia no resolverá nada”. Alemania apeló a la “responsabilidad” de ambas partes en el conflicto para detener la escalada de agresiones, mientras que Italia pidió “máximo autocontrol” a las fuerzas del orden. Por su parte, Francia llamó a que no se haga un “uso desproporcionado de la fuerza” y España pidió a los políticos egipcios un “diálogo nacional” con la sociedad que permita recuperar la “normalidad institucional”.

La Unión Africana (UA), que se reunió ayer para analizar la crisis egipcia, condenó de manera rotunda “los actos de violencia” y pidió a las partes, especialmente al gobierno de facto, ejercer “máxima contención”. La organización humanitaria Amnistía Internacional (AI), que aseguró que “trabaja sobre el terreno para verificar cualquier abuso que pudiera haber ocurrido”, pidió a las fuerzas de seguridad egipcias que den con urgencia los pasos para evitar nuevos “derramamientos de sangre”.