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La humanidad no puede seguir soportando más muerte ni más matanzas. Elser humano no puede descender a los subsuelos de la violencia y la muerte, actos primitivos que no se entienden en una sociedad con tanto conocimiento, con tanta historia por recordar. Seamos claros: el conflicto en la Franja de Gaza no es una guerra, es un enfrentamiento armado entre un ejército y una milicia que busca defender un territorio sometido. ¿Quién es capaz de decir que la forma de solucionar los conflictos es el uso indiscriminado de la fuerza? ¿Quién puede decir que el diálogo dejó de ser la única opción? ¿Alguien puede justificar las miles de muertes que provoca no optar por la vía diplomática?

No hablo como secretario de Estado ni como militante político, sino como argentino con memoria, que recuerda la tragedia de Malvinas, y ve la contracara de aquella guerra: el diálogo ante el concierto de las naciones que propusieron desde el primer momento Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner como única vía para la resolución de conflictos territoriales.

No hay que pecar de ingenuos. No hay que aceptar argumentos frente a la muerte. No existen excusas ante las vidas que se pierden. He presenciado a genocidas excusándose de la desaparición de miles de argentinos, invocando una guerra que no existió. Y la conclusión es que no hay razón que justifique la sangre derramada. No existe nada que se solucione con la destrucción de barrios enteros, con la muerte de niñas y niños con una vida entera por delante, con el miedo y la desesperación de seres humanos que miran al cielo y rezan por sus vidas. Ese horror es inaceptable para este mundo civilizado.

Nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner lo mencionó en su discurso en la cumbre del Mercosur: “Vuelvo a repetir el llamado a la paz, el llamado al cese del fuego, el llamado al derecho a existir por parte del Estado Palestino, el derecho del Estado de Israel a vivir también en paz dentro en sus fronteras”. Y ése es el llamamiento que replicamos todos los que defendemos la vida, los que defendemos la paz y los que proponemos la memoria como una herramienta capaz de esclarecer debates en el presente.

Decimos basta a este conflicto que sólo genera muerte. Le pedimos al Estado de Israel que escuche las voces de los cuarenta millones de argentinos y de los Estados Humanitarios del mundo que piden al unísono la paz, y que proponga un diálogo sincero y abierto. Le pedimos al pueblo israelí que haga un ejercicio de memoria, mire al pasado y vea lo que dejaron las guerras y los enfrentamientos armados.

El mundo tiene que entender que las páginas más oscuras de nuestra historia se escribieron con sangre y fuego. Llegó la hora de escribir la historia de la superación del ser humano, y la única tinta posible debe ser el diálogo y la paz.

* Secretario de Derechos Humanos de la Nación.