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Los problemas internos entre la ocupación angloestadounidense y sus subordinados iraquíes no se toman vacaciones, según se ve, ni siquiera para los aniversarios. Nuri al Badrán, ministro del Interior iraquí, presentó ayer su renuncia tras recibir las críticas a su gestión por parte del administrador estadounidense, Paul Bremer. “El señor Bremer no está satisfecho con la gestión del ministerio”, fueron las palabras de Nuri al Badrán, musulmán chiíta, en una rueda de prensa en la que ha anunciado su dimisión.
A finales del pasado mes, el ministro del Interior reconoció que su departamento no estaba en condiciones de garantizar la seguridad en “dos o tres meses”. Nuri al Badrán reclamaba más medios, equipos y controles de fronteras para desarrollar su labor. El tema estaba inextricablemente vinculado con el proyecto norteamericano de devolver el poder a las “autoridades locales” para el 30 de junio, lo que implicaba el traspaso del mando local y de policía a los funcionarios designados por Estados Unidos y el repliegue del ejército norteamericano hacia bases fortificadas que se encuentran fuera de las ciudades.
Pero, pese las razones aportadas en un principio por el titular de Interior, fuentes iraquíes apuntan a que el modo en que ha sido reprimida la insurrección chiíta iniciada por el líder radical Al Sadr podría haber inclinado la balanza en la decisión de Badrán. Esta es la primera renuncia de un miembro del gobierno de Irak tras la instauración en agosto del año pasado de este órgano auspiciado por las fuerzas invasoras angloamericanas. Sin embargo, esta renuncia se produce después de que varios altos funcionarios del gobierno provisional hayan mostrado su descontento por la actuación de las tropas aliadas en la revuelta chiíta.
Badrán, nacido en 1943, sirvió en el derrocado régimen de Sa- ddam Hussein como embajador en Rusia, antes de huir de Irak tras la invasión de Kuwait en 1990. Posteriormente se unió a la Entente Nacional Iraquí, movimiento liderado por Iyad al Alaui, uno de los grupos cultivados por Estados Unidos para reemplazar a los baazistas.