Lunes, 16 de enero de 2006 | Hoy
EL MUNDO › UN NUEVO ESTILO DE LIDERAZGO
Por M. L. S. M.
Desde Santiago
Chile eligió ayer un nuevo estilo de liderazgo. Michelle Bachelet, médica pediatra, hija del general Alberto Bachelet, un militar torturado y asesinado por el régimen de Augusto Pinochet y ella misma y su madre secuestradas y torturadas en la pasada dictadura, accede a La Moneda como un símbolo del cambio de la sociedad chilena. La dirigente socialista aporta su liderazgo femenino; no es casual que con la precandidata a la presidencia, Soledad Alvear, hayan coincidido en tres puntos: son mujeres, son políticas de trayectoria y ex ministras –la actual senadora de la Democracia Cristiana fue titular de Justicia y luego canciller, y Bachelet ocupó las carteras de Salud y Defensa del gobierno de Ricardo Lagos–.
En su círculo de trabajo Michelle es considerada sencilla, exigente, de buen humor. “Una madraza”, que siempre está preocupándose por que todos estén bien, dicen. Una de sus colaboradoras contó que en este segundo tramo de la campaña, en una gira por el interior del país, Bachelet se preocupó por una seguidora embarazada y la mandó a hacer reposo. Esa misma vocación se vio en la campaña para la primera vuelta, cuando en el trágico accidente que hubo en el Puente de Buin murieron cinco personas, en las que se encontraban militantes socialistas y Bachelet acudió con su delantal blanco a dar servicio de asistencia.
Nacida hace 54 años, esta experta en salud pública con formación en Defensa tanto en Chile como en Estados Unidos, habla inglés, alemán y francés. Militante del Partido Socialista desde los 19 años, mantuvo su trabajo de ayuda a perseguidos políticos hasta que en enero de 1975 ella y su madre fueron detenidas por la DINA, la policía política de Pinochet, siendo torturadas en los centros clandestinos de Villa Grimaldi y Cuatro Alamos. Tras ser liberadas, se exiliaron en Australia y más tarde se trasladaronn a la República Democrática Alemana (entonces parte del bloque soviético), donde Michelle retomó sus estudios de Medicina en la Universidad Von Humboldt en Berlín. En ese país se casó con el arquitecto Jorge Dávalos, padre de sus hijos mayores, Sebastián y Francisca.
La presidenta electa regresó a Chile en 1979 y retomó sus estudios en la Universidad de Chile, de donde egresó en 1982 con el título de Médico Cirujano. Entre 1986 y 1990 asumió como responsable del Area Médica de la ONG Pidee, que brindaba asistencia a hijos de las víctimas del pinochetismo.
Bachelet fue la primera ministra mujer de Chile y América latina, nombrada por el gobierno de la Concertación de Ricardo Lagos en 2000 y en 2002 como titular de Defensa. En 2004 dejó ese cargo para adentrarse a su candidatura a la presidencia. El pasado 11 de diciembre se acercó al sillón presidencial, pasando a segunda vuelta con el liberal Sebastián Piñera. La campaña bis hizo mayor énfasis en mensajes claros, en el contacto con la gente que la siente cercana, en una Concertación más en bloque. Como dijo a Página/12 el sociólogo Eugenio Tironi, Bachelet “cuenta con el capital simbólico de la poderosa Concertación, va a ser un gobierno distinto porque no es trivial que sea mujer y con esa trayectoria”. El analista político Manuel Garretón le dijo a este diario que “habrá que ver si Bachelet cede a las presiones más transversales de la Concertación o pone mayor acento en temas como la Justicia, una nueva Constitución, la desigualdad social”.
La delfín de Lagos tendrá el desafío de ser capaz de cumplir con su proclama: orientar las políticas de su gobierno de centroizquierda a los temas pendientes: achicar la brecha entre ricos y pobres, mejorar el sistema previsional, generar empleo y llevar a Chile a un rol más activo en la región. Tendrá un Congreso con mayoría en ambas cámaras. La mandataria electa ha dicho que su gabinete será paritario, un tema fundamental para expresar ese nuevo liderazgo.
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