El ex presidente de México Luis Echeverría fue procesado y quedó bajo prisión domiciliaria ayer por la matanza de estudiantes en la Plaza de Tlatelolco, ocurrida el 2 de octubre de 1968. El ex mandatario, de 84 años, está acusado de genocidio. La decisión del juez José Angel Matta Oliva tuvo alto impacto en México, donde mañana se celebrarán elecciones presidenciales, debido a que los sucesos de ese año fueron de los más sangrientos de la historia moderna del país.

Echeverría, que fue presidente de México entre 1970 y 1976, no irá a la cárcel gracias a la aplicación de una ley que concede el beneficio de prisión domiciliaria para los reos de más de 70 años. Cuando se produjo la matanza, el acusado ocupaba el cargo de ministro del Interior y tenía a su cargo la seguridad pública. Echeverría afronta también una acusación por la desaparición de Héctor Jaramillo, quien en 1968 era uno de los principales dirigentes universitarios. “El señor magistrado consideró que esos hechos sí fueron genocidio; yo digo que no, porque los muertos resultaron del fuego cruzado y no de una política de exterminio”, indicó el abogado defensor Juan Velázquez.

En México se recuerda la matanza de Tlatelolco como la más cruenta que padeció el movimiento estudiantil en el país. Los gobernantes de entonces hicieron esfuerzos para ocultar información y proteger a los responsables, al punto de que el número de víctimas mortales jamás se conoció con precisión, aunque informes extraoficiales señalan que fueron entre 150 y 300. Investigaciones posteriores determinaron que las fuerzas de seguridad dispararon unos 15 mil proyectiles contra la manifestación, que era pacífica, mientras fueron desplegados más de 8 mil militares y cientos de francotiradores. Además, miles de estudiantes fueron detenidos y muchos denunciaron torturas y simulacros de fusilamiento.