SOCIEDAD

Un secuestro con contradicciones inexplicables y detalles asombrosos

Dijo que no lo dejaron bañarse pero estaba limpio. No tiene marcas de la cadena con la que, asegura, lo ataron durante 21 días. Y no registra estrés traumático, como otros secuestrados.

 Por Raúl Kollmann

El caso del secuestro de Luis Orsomarso tiene ribetes asombrosos y una serie de contradicciones inexplicables. La modalidad misma con la que se lo llevaron es inédita: dos personas entraron a su agencia, fueron hasta su oficina pasando delante de dos empleados y allí lo capturaron, cuando habitualmente un secuestro se comete a la entrada o salida de una vivienda y en lugares en los que prácticamente no hay testigos. Orsomarso reapareció el jueves a la noche con el pelo limpio, pese a que dijo que no le permitieron bañarse en los 21 días que estuvo cautivo. Afirmó que lo mantuvieron amarrado a una cama con una cadena, pese a lo cual, después de tres semanas, no registra ninguna marca de esa cadena. Sostuvo que se le formó un eczema y que los secuestradores no lo trataron, pese a lo cual el informe médico indica que hay rastros de la aplicación de una pomada. El mismo informe médico afirma que Orsomarso no registra el estrés traumático posterior a un secuestro, como ha ocurrido en casi todos los casos anteriores.

Los detalles asombrosos del secuestro de Orsomarso llaman la atención y los delincuentes parecen haber actuado con tanta eficiencia que el agenciero apenas si pudo aportar algún elemento a la investigación. Ni siquiera los datos más simples y evidentes. Por ejemplo:

- Orsomarso dijo que los secuestradores lo apuntaron con un arma, se lo llevaron de su oficina y lo metieron en un auto con la cabeza gacha. ¿Qué auto? No sabe. ¿Qué color? No sabe. Lo único que aportó es que le parece que el vehículo era naftero.

- El agenciero sostuvo que los individuos, a los que dijo no conocer, no ingresaron a su oficina vestidos de policías. Los dos empleados que fueron testigos dijeron que sí entraron vestidos de policías.

- Orsomarso no pudo responder a una pregunta clásica, que casi todos los secuestrados responden: si cerca del lugar donde estuvo cautivo se escuchaban ruidos de trenes, colectivos, aviones o helicópteros.

- Afirma que nunca le vio la cara a sus dos secuestradores y que cuando le hablaban deformaron la voz. Todo el tiempo estuvo con una capucha en la cabeza, por lo que no sabía si era de día o de noche. Aun así, su concentración mental fue soberbia, porque dice que pudo hacer el cálculo de cuántos días estuvo secuestrado.

- La manera en que lo tuvieron cautivo fue mediante una cadena sujetada a una cama. El informe médico sostiene que no tiene rastros dejados por la cadena, pese a las tres semanas en las que durmió, se sentó, se movió y hasta hizo sus necesidades amarrado a la cadena.

- Según relató, tuvo que orinar y evacuar esfínteres en un balde, que los secuestradores luego limpiaban. Eso sí, no le permitieron bañarse. Pese a ello, el informe médico dice que después de tres semanas estaba en buenas condiciones de higiene y con el pelo limpio.

- El eczema en el pie también llama la atención. Orsomarso afirma que se le produjo por un factor nervioso y que no fue atendido por los secuestradores. Sin embargo, en el informe médico se menciona que hay rastros de aplicación de una pomada, un gesto paternal de los secuestradores que no tiene antecedentes en otros casos.

- Tampoco pudo el secuestrado aportar elementos importantes sobre el proceso de liberación. No sabe en qué auto lo movieron, dice que lo llevaron por calles asfaltadas y que el vehículo le pareció naftero. Por supuesto que no se dio vuelta para mirar el color ni la marca.

Para los investigadores policiales y judiciales, el caso Orsomarso está lleno de enigmas y no se compara con ninguno de los anteriores. No falta quien habla de que tal vez lo retuvieron por una deuda, están quienes afirman que conocía a sus captores, varios son los que miran hacia los antecedentes –el último del 12 de octubre de 2005– de relación con autos robados o mellizos y, sobre todo, hay unanimidad en que las piezas noencajan. Habrá que esperar qué surge de la investigación en las próximas semanas.

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Luis Orsomarso dice que no puede reconocer a sus secuestradores, que actuaron a cara descubierta.
 
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