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Cuando la justicia de los hombres no funciona, se suele apelar a la divina. Y cuando no se confía en la divina para corregir la humana, queda una segunda justicia, a la vez humana y trascendente: la de la Historia. Hugo Gutiérrez, uno de los abogados querellantes que llevaron adelante, todos estos años, el juicio contra Pinochet, se aferró a esa Historia para encontrarle el sentido positivo a lo que la justicia humana inmediata negó, ayer en Chile. “Estoy decepcionado, pero para la historia Pinochet quedará como un criminal loco”, declaró a Página/12.
–¿Ustedes esperaban este fallo?
–Sí. El recurso que quedaba en pie tenía que ver con la forma del fallo de la Corte de Apelaciones. Era muy difícil que prosperara.
–Pero el fallo de la Corte Suprema va mucho más allá de la cuestión de forma, porque habla de un sobreseimiento “definitivo”.
–Exactamente. La Corte Suprema avanzó sobre el fallo de la Corte de Apelaciones de hace un año, porque aquél establecía que la demencia era “temporal”. Ahora no queda resquicio para seguir con la causa.
–¿Se puede hablar de una presión política para terminar con el caso, o ya no hizo falta, por decirlo rápidamente?
–Es claro que esta es una decisión que deja contentos a moros y cristianos. Pinochet quedará en la Historia como un criminal loco, pero en el presente quedó en libertad. Creo que el gobierno queda bien parado porque puede argumentar que dejó seguir el juicio, pero sin asumir los costos políticos inmediatos que significa tener preso a Pinochet.
–¿Van a apelar?
–Ya no podemos apelar aquí en Chile: la decisión de la Corte Suprema es definitiva. Y aunque vale sólo para la causa de la “Caravana de la Muerte”, este fallo va a ser utilizado por la defensa de Pinochet para que no se le persiga responsabilidad penal y, en consecuencia, vamos a quedar neutralizados. Es posible que apelemos ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos. Pero no creemos que funcione.
–¿Cuál es el balance que hacen?
–En términos históricos estamos satisfechos. Pinochet tuvo que recurrir a este artilugio de la demencia para liberarse de un juicio donde su culpabilidad está fuera de duda. Es obvio que sentimos una decepción tremenda, pero Pinochet quedará como un criminal que se tuvo que hacer pasar como loco para que la Justicia no lo confirmara como asesino.