EL MUNDO › KENNETH LAY, TITULAR DE ENRON Y AMIGO DE BUSH

Aventuras de un ave de rapiña

Por Javier del Pino*
Desde Washington

El presidente de Enron, Kenneth Lay, amigo personal de George W. Bush y principal fuente de financiación de su carrera política, en los últimos meses de vida de su empresa hizo 350 operaciones de Bolsa para desprenderse de casi dos millones de acciones de Enron que engordaron su cuenta corriente en cerca de 102 millones de dólares. Lay y su compañía donaron unos 300.000 dólares a las candidaturas de Bush para gobernador de Tejas y 113.000 a su candidatura presidencial del año 2000, entre otras donaciones, que llegaron a sumar 630.000 desde 1978.
Un comité de la Cámara de Representantes de EE.UU. quiere saber antes del día 18 por qué los directivos de Enron ocultaron la situación real de la compañía mientras ellos vendían sus acciones de manera frenética. Entre los que se enriquecieron mediante la ocultación de la realidad está Kenneth Lay. Varios correos electrónicos internos enviados por Lay a los trabajadores ensalzaban la situación de Enron semanas antes de decretar la mayor suspensión de pagos de la historia. La demanda presentada el 2 de diciembre por un grupo de accionistas, que calificaban el colapso de “fraude grotesco”, se ha convertido en un peligro para la Casa Blanca por las estrechas relaciones de Bush y de los “pesos pesados” de la Administración republicana (y también algunos demócratas, incluido Bill Clinton) con los directivos de Enron, y por el interés del Congreso.
En poco tiempo, Enron pasó de ser la compañía energética número uno del mundo a una empresa en bancarrota. Hace algo más de un año las acciones de Enron se cotizaban a más de 90 dólares; ahora no valen ni la centésima parte de esa cantidad. Hay numerosas investigaciones en marcha entre comités del Senado y la Cámara de Representantes, los Departamentos de Justicia y Trabajo o la Comisión del Mercado de Valores. Hasta ahora, Bush y la Casa Blanca han tratado de evitar cualquier implicación con un argumento: aseguran que cuando Enron llamó para pedir ayuda no se la concedieron; ahora Bush también tiene que explicar por qué no se hizo nada desde el gobierno para evitar que semejante desastre empresarial enriqueciera a unos pocos directivos y arruinara a miles de trabajadores.
Las donaciones comenzaron en 1978, cuando un joven Bush trató sin éxito de conseguir un escaño en la Cámara de Representantes antes de dejar la política para dedicarse a los negocios en –casualmente–, el sector de la energía. Enron y Lay regalaron más de 300.000 dólares a las candidaturas de Bush para gobernador de Texas, 113.000 dólares a su candidatura presidencial de 2000 e incluso 100.000 para financiar la gala inaugural (aquella en la que Bush bailó con Ricky Martin). Lay también regaló a Bush 5000 dólares para financiar los esfuerzos políticos y legales para que el recuento de votos en Florida acabara beneficiando a Bush.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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